En el traslado de más de cuatro mil migrantes que integraban la caravana desde el municipio de Mapastepec a Tuxtla Gutiérrez en Chiapas, desaparecieron siete personas entre ellos tres menores de edad.
Los extranjeros señalan que fueron más de 30 autobuses que trasladaron a mil 500 migrantes desde la madrugada del pasado miércoles y no todos llegaron al mismo destino, pues fueron distribuidos a municipios como Villaflores, Palenque, San Cristóbal de Las Casas, Berriozábal, Tuxtla Gutiérrez, Huixtla así como Villahermosa, Tabasco.
Sigue leyendo:
Rescatan a los 32 migrantes secuestrados en Tamaulipas
Muere Fabio Martínez Castilla, el obispo de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
“Y aquí lo que migración nos ha hecho es una crueldad porque nos dejaron botados, nos bajaron de los autobuses, nos dijeron bájense, nos dejaron en las calles y nos separaron como familias, tenemos cinco familiares todavía que no los encontramos”, dijo Yazmín Chavarría, migrante hondureña.
Sigue leyendo:
¿Cómo desaparecieron los 7 migrantes?
Entre la trifulca que se armó al llegar a la capital chiapaneca, algunos familiares persiguieron a los autobuses por las calles de la ciudad, en su intento de recuperar a sus familiares; sin embargo, hasta hoy siguen sin saber de su paradero.
Los migrantes denunciaron que no solo fueron separados de sus familiares, sino que además sufrieron violencia física y psicológica al ser bajados a empujones por los agentes migratorios, los defensores de derechos humanos ya toman cartas en el asunto, señaló Luis Villagrán, Director del Centro de Dignificación Humana A.C.
“Por lo tanto nosotros estamos solicitando medidas cautelares de la comisión nacional de derechos humanos y también vamos a solicitar estas mismas medidas a la comisión interamericana de derechos humanos, porque es abandono de personas, victimización, porque ya habían sido rescatados en Mapastepec”.
Las personas en tránsito pernoctan bajo las inclemencias del tiempo en un parque del barrio san francisco de Tuxtla Gutiérrez y en un terreno baldío junto a un terreno baldío en Berriozábal, junto a un albergue, en espera de obtener información de sus familiares.
DRV