MENTE MUJER

Escuela Campesina: ocupan espacios entre los cultivos

A través de la educación, la práctica sostenible, y el empoderamiento de comunidades, especialmente de las mujeres, la Escuela Campesina y sus protagonistas están allanando el camino hacia un futuro más verde y equitativo

EDICIÓN IMPRESA

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Créditos: Cortesía y Alfredo Pelcastre

En marzo de 2023 el proyecto de la Escuela Campesina comenzó sus andanzas con la misión de formar a la próxima generación de agricultores en técnicas agroecológicas y en la preservación de la cultura y prácticas de las chinampas de Xochimilco. Este esfuerzo colaborativo entre la Iniciativa Agroecológica Xochimilco (IAX) y Arca Tierra, no sólo busca revitalizar la agricultura en la región, sino fortalecer la comunidad y crear empleos sostenibles.

La primera generación, conformada por cinco alumnos, cuatro de ellos mujeres, destaca por su entrega y amor a la tierra, es por ello que conocer las voces que mantienen vivo el legado ancestral de los antiguos chinamperos, y ver cómo integran nuevos conocimientos a su herencia es fundamental para comprender e impulsar el futuro agrícola de Xochimilco.

VIRGINIA “VERO” MARTÍNEZ GUEVARA.
PRODUCTORA Y CHINAMPERA. 47 AÑOS.

Con mirada afable, Virginia, cariñosamente conocida como “Vero”, abre la conversación con una reflexión sobre los cambios culturales y las oportunidades que el programa (Escuela Campesina) ha traído a las mujeres en la región. 

“Aquí en Xochimilco todavía está mal visto por algunos campesinos, que las mujeres estemos en las tierras. Y Arca Tierra abrió esa posibilidad para que nosotras, las mujeres, nos desarrolláramos en lo que nos gusta. Antes era imposible pensar estar en una chinampa, nuestros antepasados eran muy claros con eso. Decían que la chinampa era una mujer y que era muy celosa. Entonces, en la chinampa no podía llegar otra mujer.

 Cuando mi abuelito sembraba la tierra, pues, mi abuelita nada más iba y dejaba la comida para él y algún peón que tenía. Pero no podía ni pisar la tierra porque decía que la tierra se salaba. Que la cosecha ya no iba a salir”, recuerda Virginia, quien aunque todavía no es dueña de su propia parcela, renta, siembre, produce, vende y vive de lo que cosecha.

Su experiencia en el programa la ha llenado de satisfacción y conocimiento, ampliando su comprensión de las técnicas agrícolas y las variedades de cultivos. Para Virginia, trabajar en la tierra es más que un empleo; es su hogar y es su pasión.

“Ahora ya podemos estar. Podemos hacer lo que nos gusta. Podemos reflejar, compartir lo que sabemos. Ha sido complicado porque antes, yo que ya trabajaba en esto, sufría mucho acoso por parte de los hombres. Era muy difícil, frases como “tú eres vieja o qué haces aquí”, eran el pan de cada día”, recuerda.

“Pero ahora hemos hecho un gran equipo; me siento segura, por primera vez me aprecian y valoran lo que hago”.

ROCÍO ARZATE BECERRIL INGENIERA AGRÓNOMA.

DOCENTE DE LA ESCUELA CAMPESINA

Rocío Arzate Becerril, al principio, se sorprendió de lo diferente que era trabajar en las chinampas en comparación con otros entornos agrícolas, ya que, aunque ella tenía conocimiento de diferentes ecosistemas, el de las chinampas es único.

“Mi proceso de llegada a la Escuela Campesina como docente fue raro. Me encontró Lucio Usabiaga (Arca Tierra), no sé cómo, pero lo hizo. Entonces, cuando yo llego a la chinampa, pues, todo el mundo conoce de las chinampas o hablan de Xochimilco como un paseo en trajinera, pero nadie o pocos saben en realidad qué es una chinampa. Son suelos muy distintos, son cultivos distintos, climas distintos. Entonces, ahí todo es distinto”.

Así, Rocío destaca la necesidad de adaptar el conocimiento y aprender de la comunidad local y del entorno único de Xochimilco. Su papel como educadora la ha llevado a conectar con los jóvenes estudiantes, enseñándoles la importancia de entender y cuidar el suelo y los cultivos. 

“En la chinampa hay que volver a aprender del suelo, del clima, de las personas que están ahí. Yo llevo muy poco tiempo en Arca, alrededor de un año, y pues han sido retos muy complicados. Yo me animé a ser docente porque creo que todos los conocimientos los debemos de compartir, de replicarlo y pues esa es forma de que el conocimiento no se pierda”, asegura.

Y es que Rocío ve el campo como el futuro del campo y enfatiza en la necesidad de que todos, independientemente de la profesión, valoren y se involucren en la agricultura.

“El mayor aprendizaje es que todos somos distintos, no todos aprendemos de la misma manera y hay que tener paciencia. Para mí el campo es el futuro y todos tendríamos que ser responsables de la producción de nuestra comida”.

  • Empoderamiento Femenino: Virginia Martínez Guevara destaca el cambio cultural que permite a las mujeres trabajar en las chinampas, rompiendo barreras tradicionales.
  • Educación Integral: Rocío Arzate Becerril resalta la importancia de adaptar la enseñanza agrícola a las características únicas de las chinampas de Xochimilco.

Conexión Comunitaria: El proyecto fomenta la participación comunitaria y el respeto por las tradiciones locales, mientras introduce técnicas modernas y sostenibles.

PAL