MENTE MUJER

Escuela Campesina: educan con tradición

En las chinampas de Xochimilco, la Escuela Campesina lidera una revolución agrícola centrada en la equidad de género y la sostenibilidad ambiental, forjando un futuro prometedor para la agricultura urbana

EDICIÓN IMPRESA

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Créditos: Cortesía Arca Tierra y Alfredo Pelcastre

“Sin chinamperos, no hay chinampas”, esta es la máxima de la Escuela Campesina que, en el corazón de Xochimilco, está transformando el panorama agrícola. Bajo el liderazgo de Sonia Tapia, la escuela se dedica a capacitar a jóvenes campesinos en prácticas de agroecología, reviviendo así la milenaria tradición chinampera.

“La escuela surge por la necesidad de cuidar nuestros recursos naturales, nuestras áreas productivas en la zona de Xochimilco y conservar nuestras técnicas tradicionales, ancestrales y todo lo que tiene que ver con la producción de alimentos sanos. Lo que hicimos con este proyecto fue convocar a hombres y mujeres que quisieran sumergirse en actividades agrícolas a meterse no solo a la parte de producción, sino de conservación de recursos mediante técnicas de agroecología, técnicas de conservación, de regeneración de suelo, de comercio justo, la sorpresa fue que más mujeres conformaron la primera generación”, asegura Sonia Tapia, directora de la Escuela Campesina, proyecto impulsado por la Iniciativa Agroecológica Xochimilco y Arca Tierra. 

Este programa es singular en su género, no sólo por su enfoque en la agroecología sino por la notable presencia de mujeres en su primera generación de graduados. Este cambio refleja una evolución significativa en los roles de género dentro de la agricultura, un sector tradicionalmente dominado por hombres. Así, en la escuela no sólo se enseñan técnicas agrícolas, sino que es un espacio de empoderamiento, un hecho que Sonia destaca con orgullo.

"Dentro de las actividades y del aprendizaje fortalecemos también la parte de equidad de género, de igualdad, incluimos actividades y ejercicios, que son súper importantes, porque en este sector todavía se da el machismo. Por ejemplo, aquí muchas mujeres no pueden ser dueñas de una chinampa, no pueden heredar la tierra e incluso a algunas no las dejan subirse a una chinampa, todo por una cuestión de herencia y culturalidad”, sentencia Sonia quien, junto al equipo, poco a poco han ido entendiendo y transformando estas prácticas tan arraigadas e irlas mitigando. 

(Créditos: Cortesía Arca Tierra y Alfredo Pelcastre)

CONSERVACIÓN AMBIENTAL Y CULTURAL

La Escuela Campesina se dedica fundamentalmente a la preservación de las chinampas, ese antiguo sistema agrícola mesoamericano, reconociendo su importancia no sólo para la biodiversidad sino para la herencia cultural de la región. La agroecología practicada aquí se alinea con una visión de conservación y sostenibilidad, asegurando la salud de los ecosistemas y la supervivencia de prácticas agrícolas ancestrales.

Así, los estudiantes de la Escuela Campesina aprenden en un ambiente práctico, trabajando directamente en las chinampas junto a agricultores experimentados. Este método garantiza la transmisión efectiva del conocimiento, fusionado con modernas prácticas sostenibles, como la agroforestería y el manejo sustentable del suelo.

“Una vez que entran a la escuela, durante seis meses, tienen más o menos 80% del asesoramiento en campo y el otro 20% es teoría. Los impulsamos para que tengan parcelas exitosas, les damos asesoría, para que puedan empezar con un proyecto propio. Al final ese es el objetivo, que puedan tener las bases para ser nuevos productores y que tengan una línea segura de producción, de comercialización y de administración”, enfatizó Sonia. 

(Créditos: Cortesía Arca Tierra y Alfredo Pelcastre)

ABRIENDO CAMINOS

La Escuela enfrenta retos, como la disminución de agricultores en la región y la resistencia a adoptar nuevas prácticas. Sin embargo, estos desafíos se ven como oportunidades para crecer e innovar, buscando siempre nuevas formas de promover la agricultura sostenible y atraer a más jóvenes al campo.

“Uno de los más grandes retos es dar una asistencia de calidad, que los expertos, que nuestra gente aliada pueda transmitir el conocimiento de manera adecuada, pero también que los estudiantes sean receptivos, porque uno puede ser el más experto del mundo, pero si al estudiante no le interesa, ahí el reto, de poderlos hacer sensibles”, refiere Sonia.

El impacto de la Escuela Campesina trasciende la formación de nuevos agricultores. Busca revitalizar una vasta área de chinampas, lo que podría resultar en beneficios significativos en términos de producción de alimentos, captura de carbono, biodiversidad, y recarga de acuíferos, contribuyendo a la lucha contra el cambio climático.

(Créditos: Cortesía Arca Tierra y Alfredo Pelcastre)

“Para la próxima generación, ya estamos lanzando la convocatoria aquí en CDMX sobre todo en la parte de Xochimilco, porque evidentemente tienen que ser personas muy afines al sistema de producción. Y estamos pensando en, tal vez principios de marzo, empezar ya con el proceso formal de clases”.

En cuanto al tema de que este año tuvieron más alumnas que alumnos, Sonia indica que no hay casualidades, “el hecho que hubiera más mujeres creo que obedece a que se ha dado más apertura para que las mujeres participen en este tipo de actividades. Entonces, lo que yo pude notar con las estudiantes, por ejemplo, en el caso de Nadia, su papá ya no está entre nosotros y ella se tiene que acercar a la parcela.  Esmeralda ha entendido que ahora le toca cuidar la tierra. En el caso de “Vero”, ella tiene una cuestión particular porque la tierra que trabaja, la renta; ellas son las herederas de todo un legado”, sentencia Sonia.

Así, la Escuela Campesina representa una convergencia de equidad, sostenibilidad y preservación cultural, estableciéndose como un modelo para un futuro en el que la agricultura y la comunidad coexisten en armonía con el medio ambiente y la sociedad.

Primera generación:

  • Abigail Brígido Soto de 16 años - Xochimilco.
  • Virginia (Vero) Martínez Guevara de 47 años - Xochimilco.
  • Esmeralda López Monroy de 22 años - Xochimilco.
  • Nadia Ramírez Pérez de 30 años - San Pedro Tláhuac.

 

  1. - La Escuela Campesina ha formado una generación de jóvenes, principalmente mujeres, en técnicas agroecológicas.
  2. - El programa de formación de la Escuela Campesina incluye un 80% de práctica en campo y un 20% de teoría, con la participación de expertos de diversas universidades e instituciones.
  3.  - La Escuela Campesina es un catalizador de cambio social y ambiental en Xochimilco.
  4. - La equidad de género en la agricultura es clave para la sostenibilidad del sector.
  5. - La restauración de las chinampas puede tener un impacto significativo en la biodiversidad y el clima de la Ciudad de México.
  6. - La formación práctica y teórica en agroecología es esencial para la supervivencia de las tradiciones agrícolas ancestrales.
  7. - La Escuela Campesina representa un modelo sostenible y replicable para la agricultura urbana a nivel global.