ARTES

Arnaldo Coen, arte puro que dialoga con su tiempo

El artista mexicano recibe a El Heraldo de México en su taller, donde sigue pintando todos los días

EDICIÓN IMPRESA

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Créditos: Arnaldo Coen

La pintura, como la música, dice Arnaldo Coen (Ciudad de México, 1940), “hay que dejarla ser”. Elaborada de sonidos y silencios, una composición “no necesita explicación, o lo toca a uno en sus fibras más sensibles o no, es un mundo abstracto y, sin embargo, se están viendo, oyendo cosas, son sonidos puros. Cuando empecé a pintar quería llegar a esa pureza, me di cuenta que esos valores también los tienen las formas y los objetos, y cada una tiene sus cualidades para expresarse”.

Amable, vigoroso como el mismo ímpetu del arte nacional en el siglo XX, Coen tiene 83 años y es una fuente inagotable de reflexión en torno a las artes plásticas, la cultura y lo místico. Como en sus años mozos, su mente está abierta a la expresión artística, experimental, sin prejuicios: Ha pasado más de medio siglo desde que junto con Juan José Gurrola y Gelsen Gas, representó a México en Documenta 5, en Alemania, con una propuesta conceptual; “estamos a más de un siglo de que surgió Marcel Duchamp, y ¿todavía estamos discutiendo si es arte o no?”, cuestiona respecto al arte contemporáneo.

Coen siempre regresa a la música, fue fundamental en su formación, ya sea través de su abuela, quien cantaba ópera, pero sobre todo por su padre, publicista, pero también fundador de XELA, la estación dedicada a la música clásica. El arte estaba en su camino y casi no había forma de evadirlo: su progenitor lo llevaba a reuniones donde coincidían Luis Buñuel, Ernesto de la Peña o Salvador Elizondo. Jovencito, recuerda, “yo andaba flotando entre estudiar actuación con Seki Sano o estudiar danza con Guillermina Bravo y Federico Castro”.

(Créditos: Arnaldo Coen)

En 1959, con 19 años, eligió trabajar en el taller del pintor Laurence Calgcagno, desde entonces no paró. Una muestra en el Museo de Arte Moderno y la edición de “Arnaldo Coen. Reflejo de los invisible” (Turner, 2023, con textos de Andreas Ziegler, Sergio Raúl Arroyo, Pilar García, entre otros) dan cuenta de 65 años de trabajo en el arte.

“Tengo manías para trabajar, pero generalmente lo que trato es de limpiar la cabeza antes de realizar algo”, cuenta. Todas las mañanas sube a su taller, donde permanece hasta el mediodía, come y a veces vuelve a subir. Un proyecto que ronda su mente consiste en retomar el I Ching y “empezar a manejar la sonoridad de cada elemento de la naturaleza y hacer música: cómo se comparta el trueno en el agua, el agua en el viento, todas las combinaciones de los elementos”.

(Créditos: Arnaldo Coen)

¿Un artista no se retira?, “No creo, contesta, si hay un retiro es ya definitivo, de incapacidad para hacer algo, efectivamente (con la edad) a uno le merman las fuerzas, yo ya, por ejemplo, tengo que medir cuál es el alcance de mis brazos para pintar determinados cuadros. Hasta ahorita estoy bien, lo que me preocupa un poco es una escoliosis, que es muy latosa y me duele mucho la espalda, pero mientras siga alcanzando lo que esté produciendo soy inmensamente feliz”, contesta. Coen tiene tiempo para bromear: “Le invito a que nos veamos por allá del 115”.

  • "Arnaldo Coen. Reflejo de lo invisible", editado por Turner, reúne textos de Pilar García y Andreas Ziegler
  • El libro incluye una entrevista con Cuauhtémoc Medina y una exhaustiva cronología de su trabajo
  • Arnaldo Coen fue identificado como parte de la generación de la Ruptura, junto a otros 9 artistas

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