ARTES

Festival Internacional de Danza Contemporánea Lila López cierra con dos estrenos

Traces y Madre migrante fueron el plato fuerte del encuentro dancístico que concluyó su 43 edición este fin de semana

EDICIÓN IMPRESA

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En Traces aparecen osos gigantes luchando por su supervivencia. Créditos: Cortesía

El Festival Internacional de Danza Contemporánea Lila López, el más importante en su género no sólo por su antigüedad sino también por su curaduría, cerró su edición 43 con un programa que ha servido como una vitrina para mostrar la diversidad creativa en diferentes partes del mundo. Y lo ha hecho con el estreno en México de dos obras: la primera es Traces del coreógrafo belga Wim Vandekeybus y Madre migrante del mexicano Raúl Tamez, con la Limón Dance Company.

Traces con la compañía Ultima Vez tuvo su estreno mundial en 2019, dentro del marco del festival Europalia edición Rumania. Y, según su creador, es una pieza inspirada en las comunidades gitanas, en la naturaleza y en la capacidad de destrucción de los seres humanos.

Vandekeybus es un artista del movimiento, pero es también un maestro de la imagen, le importa tanto el cuerpo como la construcción visual, el intérprete y lo que ocurre a su alrededor, es un diálogo dancístico en donde narrar una historia es la columna vertebral de la pieza. Es clara su preocupación por el daño humano a los bosques, a los animales, pero en su búsqueda por retratar la crueldad, la compleja condición humana se simplifica en una maldad instintiva, casi animal.

En contraste, el mundo salvaje de la naturaleza, si pudiera, cobraría venganza ante la presencia anómala de los humanos en sus hábitats. La caza, la domesticación, el dominio sobre la tierra, la falta de empatía y de respeto, la violencia que no resiste análisis, se presentan sin metáforas, las capacidades físicas e histriónicas de los bailarines sí cuentan una historia, sí ofrecen emociones, pero la literalidad puede ser abrumadora.

Aún así, los efectos para ver un choque automovilístico en escena, a osos gigantes luchando por su supervivencia, la fragilidad de los cuerpos humanos y, al mismo tiempo, su voracidad, hacen de Traces una obra interesante y nada más. Se presenta el 5 y 6 de agosto en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

En cuanto a la comisión que Limón Dance Company hizo a Raúl Tamez, “Madre migrante”, recientemente galardonada en Nueva York con un Bessie Award (diciembre de 2022) se presenta por primera vez en México, primero en el Lila López y después en la Ciudad de México, el seis de agosto en el Palacio de Bellas Artes; su estreno es por sí mismo una buena noticia no solo porque Tamez es el primer coreógrafo nacional que crea para la agrupación norteamericana, sino también porque se trata de su contribución a mantener vivo el legado de José Limón y, finalmente porque es, hoy por hoy, uno de los creadores que con pasos firmes están refrescando la escena dancística del país.

Por el Lila López han desfilado también Antares Danza Contemporánea de Miguel Mancillas, con Las buenas maneras, con un discurso en contra de lo establecido y con una invitación a cuestionar las construcciones sociales y los roles de género; Barro rojo con su Mextridente, un homenaje al caos, a la historia y a la belleza de la Ciudad de México; Lux Boreal con Skin Hunger para ofrecer una reflexión sobre la soledad, el deseo de socializar, la colectividad que es salvación y el amor como una comunidad posible; entre muchos otros. Retomar la actividad dancística con plenitud, tras la pandemia, es el anuncio de un porvenir creativo prometedor. Al tiempo. 

 

LSN

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