AFECTACIÓN PSICOLÓGICA

Familiares de personas desaparecidas, con nula terapia especializada

Activistas y expertos destacan que no reciben tratamiento psico-tanatológico especializado tras el doloroso proceso que viven

EDICIÓN IMPRESA

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En todo el país hay colectivos que se dedican a la búsqueda de familiares, como en Jalisco y Zacatecas.Créditos: Cuartoscuro

Guadalajara.- Los familiares que tienen seres queridos desaparecidos asegura que son sometidos a tortura cada que asisten a las oficinas forenses, además de que no reciben tratamiento psico-tanatológico especializado para enfrentar desde la ausencia hasta la experiencia de observar decenas de cuerpos mutilados mientras intentan identificar el cadáver. Los niños desesperanzados buscan suicidarse.

Guillermina tiene 13 años buscando a su hija que desapareció en Nayarit, ha recorrido diversas entidades y una oficina tras otra. “Nadie hace nada, esa es la triste realidad”, dice con ojos llorosos y un nudo en la garganta que le impide seguir explicando. Su amiga cercana también sufre al ver cómo se va consumiendo su cuerpo cada día; “va de un lugar a otro, para ella ha sido muy difícil, y para mí, porque no la puedo ayudar”.

El dolor enferma, la tortura es perpetua, la atención especializada inexistente, lamenta Héctor Flores, miembro del Colectivo Luz de Esperanza. Foto: Adriana Luna

El dolor enferma, la tortura es perpetua, la atención especializada inexistente, lamenta Héctor Flores, miembro del Colectivo Luz de Esperanza. “Al enfoque psicosomático no se le da mucha atención. El hecho que tengamos que ir cada semana o cada 15 días a Semefo a ver torsos, pedazos de brazos o pedazos de un cachete, cráneos para ver si es de nuestros hijos es tortura”, dice.

“Lo que estamos viendo es que muchas mamás se van enfermando de cáncer. Los niños están super olvidados, es un tema muy sensible. No hay atención especializada. (...) Tenemos problemas incluso de tentativa de suicidio, una chica de 14 años (la más reciente)”.

La tanatóloga y psico-oncóloga Claudia Patricia Hernández subraya como los padres de las víctimas “deambulan en un limbo que no se puede describir; entre la existencia y la inexistencia...". Foto: Adriana Luna 

Con frecuencia desaparece el proveedor económico de la familia y la madre se aboca a la búsqueda; los menores se vuelven invisibles, añade.

La tanatóloga y psico-oncóloga Claudia Patricia Hernández subraya como los padres de las víctimas “deambulan en un limbo que no se puede describir; entre la existencia y la inexistencia. Han dejado de trabajar, no pueden llevar una vida normal, dependen de la caridad y del apoyo de los vecinos para cuidar a sus hijos”.

 

LSN