CÚPULA

Las batallas

¿Es posible que la literatura y la música nos cuenten la misma historia? ¿Acaso ya ha sucedido? Si es así, ¿cuál fue el resultado?

EDICIÓN IMPRESA

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Créditos: Heraldo de México

El bajista escribió la canción y se la propuso a toda la banda. Era una historia sobre Carlitos, ya saben, el niño que se enamora de un imposible. ¡Qué barbaridad! Todo el mundo se lo dijo y no quiso escuchar: “Esa mujer podría ser tu madre. ¿En qué momento te volviste loco? ¿En qué estabas pensando?”. 

La realidad es que cuando te enamoras no piensas, al contrario, vas perdiendo lentamente la razón y tal vez nunca la recuperas. El caso es que el músico tocó la canción sintiendo cada estrofa, cuando terminó, volteó a ver a sus compañeros esperando una respuesta: 

—¿Cómo ven? —preguntó a todos a la vez.
Uno de ellos contestó sin dudar:
—Me gusta bastante la rola. Esa novela es muy buena. Esto es como un homenaje también, ¿no? 

Quique asintió, dejó el bajo en la mesa con el mismo cuidado de quien deja un jarrón de porcelana y lanzó otra pregunta:
—¿Qué opinan de que la canción tenga personajes también?
Otro de ellos contestó:
Me late y con el coro me parece que le diste en el clavo.
Sin pensarlo dos veces, tomó su guitarra y empezó a cantar:
—“Por alto que esté el cielo en el mundo. Por hondo que sea el mar profundo. No habrá una barrera en el mundo que mi amor profundo no rompa por ti”. 

Así fue como todos empezaron a hacerle arreglos a mi historia, a mi vida, como si yo fuera una canción. Ya sé que no soy normal, pasé de enamorarme de la mamá de mi mejor amigo a ser el protagonista del amor imposible, un amor que todos juzgaron, al menos las personas más cercanas a mí me vieron con malos ojos, hasta mi hermano que está más chiflado que una cabra. La verdad nunca creí que esto iba a pasar, ahora resulta que un grupo de rockeros volvió a escribir mi historia, claro, su propia versión de los hechos; y cuando el disco comenzó a escucharse, la novela se convirtió en un fenómeno: se vendía más que antes, se leía más que antes y se comentaba más que antes. Los maestros de Español encontraron en Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco una fórmula infalible para que sus alumnos leyeran y se interesaran por la literatura. En los salones, los profesores retaban a sus pupilos: “Ya vieron que la banda de rock del momento escribió una canción sobre esta novela, ahora sí tienen que leerla”. 

Años después, en Querétaro, Café Tacvba quedó de verse con Pacheco después de un concierto, los rockeros lo invitaron a la presentación y, al terminar, cenarían juntos para por fin conocerse, pero eso nunca pasó, porque un incidente les impidió llegar al restaurante. 

Ahí quedó la anécdota, el escritor y los integrantes de Café Tacvba nunca se vieron en persona, porque desafortunadamente el ganador del Premio Cervantes murió el 26 de enero de 2014; su obra sigue vigente hoy igual que ayer y año tras año alumnos de bachillerato leen y disfrutan la novela Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco y cantan la historia de Carlitos al ritmo de Café Tacvba.

 

LSN