Al tomar el micrófono, en su primera conferencia como técnico del América, André Jardine reconoció las demandas que trae consigo el equipo más ganador del balompié nacional, pero que lleva cuatro años sin jugar una final de Liga MX.
Después de dos eliminaciones consecutivas en semifinales, la presión es alta. “Llego con contrato por dos años. Me ilusiona mucho tener un vínculo a mediano plazo, pero sabemos de la urgencia que tiene este club de tener resultados y buscar conquistas”, indicó.
Su experiencia en las ramas juveniles de Brasil, uno de los representativos de mayor exigencia en el mundo, le permite conocer el panorama que se va a encontrar en Coapa. Incluso, con la Sub 23 de su país, logró colgarse el oro olímpico, en Tokio.
“Sinceramente, estamos acostumbrados a esta situación de defender una selección, como la brasileña, que siempre está buscando resultados”, mencionó Jardine. “Quiero hacer una (propuesta) agresiva, contundente, con mucha capacidad con la pelota, y haciendo goles”, aseguró.
En su discurso, aceptó que encara un reto de mucha complejidad. Pese a su acentuado portuñol, es fluido en el diálogo y se emociona cuando habla del americanismo y su afición.
Asimismo, es el tercer técnico brasileño en la historia de las Águilas. Primero llegó Jorge Vieira (1987-90), quien obtuvo cuatro títulos: dos de Primera División y dos de Campeón de Campeones; y después apareció Paulo Roberto Falcao (1991-92), quien se marchó sin éxito, pero él le recomendó a Jardine no dejar escapar la oportunidad de dirigir a la escuadra azulcrema.
Tras una exhaustiva búsqueda, Santiago Baños, presidente deportivo del América, eligió a Jardine para saldar la deuda que cargan. “Estamos conscientes de que le debemos un título a la afición, que ha sido muy paciente con nosotros y, desafortunadamente, en los últimos torneos nos hemos quedado cortos”, reconoció el directivo.
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