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CÚPULA

Ocho décadas de libertad por el saber

El 15 de mayo de 1943 nació El Colegio Nacional, a pesar de las adversidades que atravesaba el país y el mundo

EDICIÓN IMPRESA

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Ceremonia de inauguración de El Colegio Nacional en la antigua Aula Mayor. Créditos: Cortesía Colección de El Colegio Nacional

En 1943, Europa, Asia y África padecían la tragedia de una guerra que parecía interminable. México, por su parte, aún no lograba recuperarse de la inestabilidad política, económica y social provocada por la Revolución y la Guerra Cristera. A pesar de la adversidad, el 15 de mayo de ese año, por la tarde, a las 19:30 horas, 15 mexicanos destacados en las ciencias, las humanidades y las artes inauguraron El Colegio Nacional, institución pública dedicada a la divulgación de la cultura científica, artística y humanística. 

Ilustración Gustavo Ortiz

En el acto fundacional estuvieron los primeros integrantes de la institución: Mariano Azuela, Antonio Caso, Carlos Chávez, Ezequiel A. Chávez, Ignacio Chávez, Enrique González Martínez, Isaac Ochoterena, Ezequiel Ordóñez, José Clemente Orozco, Alfonso Reyes, Diego Rivera, Manuel Sandoval Vallarta, Manuel Uribe Troncoso y José Vasconcelos. Alfonso Caso no participó, tenía una comisión fuera de México. La ceremonia fue presidida por Octavio Véjar Vázquez, entonces titular de la Secretaría de Educación Pública, quien participó en representación de Manuel Ávila Camacho, presidente de la República. 

Las crónicas cuentan que en la sala de actos se dieron cita distinguidas personalidades: ministros de la Suprema Corte de Justicia, catedráticos de la UNAM, del IPN, autoridades de las universidades de Guadalajara, Puebla, San Luis Potosí, Yucatán, Hidalgo, de la Michoacana de San Nicolás Hidalgo y representantes de los institutos de Aguascalientes, Campeche, Toluca, Villahermosa y Toluca. 

Imagen de la antigua Biblioteca de El Colegio Nacional. Foto: cortesía Colección de El Colegio Nacional.

Durante el discurso inaugural, Alejandro Gómez Arias, artista plástico y uno de los mejores oradores del momento, dijo: “Reunir a los hombres más destacados de mi patria es un acto de unidad, que al propio tiempo dimana optimismo en medio de las tinieblas. Parece ser como si del cuerpo augusto de la patria surgiera la vida misma, un arranque de fe renovada y un nuevo hábito de esperanza”. 

A la par, en aquel infausto 1943, Hitler ordenó el bombardeo a Londres. En Berlín, Goebbels declaró la guerra total. El desasosiego, cual densa neblina cubría la moral en todo el mundo. Tal vez, esta fue la razón por la que Gómez Arias agregó: “No todo es oscuro ni gris; existen hombres superiores a quienes México tiene la gratitud por lo que han hecho por el país; parece que el reunir a estos hombres ha sido obra de un milagro. El Colegio Nacional, su obra, no podrá medirse desde ahora, por la modestia con que nace, pero se le apreciará a distancia, en perspectiva”. 

El objetivo de establecer la institución era reunir a las mentes más brillantes de México para fomentar el estudio, la investigación y la difusión de las humanidades y las ciencias. Así lo dijo el filósofo Antonio Caso en su discurso: “La naciente congregación mexicana es apenas trasunto de lo que comenzó a emprenderse, en Francia, por la creación, en el Renacimiento de las letras, de una escuela nueva, dedicada al espíritu del humanismo […] Sobre el despotismo que hoy amaga a la dignidad de los hombres, la persona humana habrá de ser esencialmente respetada y enaltecida en la obra multánime de El Colegio Nacional. ¡Que así sea!”.

 

LSN