CÚPULA

Amor, más allá de la muerte

En Un año y tres meses el poeta Luis García Montero condensa los últimos días a lado de su esposa, Almudena Grandes; entre agujas y hospitales la pareja tejió con ternura la eternidad de su relación

EDICIÓN IMPRESA

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Almudena Grandes murió el 27 de noviembre de 2021, víctima de cáncer. Sus últimos días los vivió a lado de su gran amor: Luis García Montero.

Aquellas horas estuvieron marcadas por el diagnóstico, las habitaciones de hospital, las visitas médicas, las quimioterapias, la certeza de la muerte y la esperanza de la vida, por una intimidad que se edifica entre dos que se aman y se cuidan en medio del extraordinario contexto de una pandemia. 

El cansancio, la compañía, los silencios, el dolor que arrasa con todo lo conocido, la resiliencia en pareja, de pronto, son el día a día, son lo cotidiano, son la realidad inimaginable.

Esos días y esas noches de dos grandes de la literatura en lengua española se condensan en el poemario Un año y tres meses (Tusquets, 2023), en el que García Montero escribe a corazón abierto y construye versos sobre el amor, la muerte y la vida, y sobre lo que ocurre en el cuerpo y en el alma del amante que se queda; además, retrata la viudez, el duelo y la memoria.

Poema a poema, página a página, está la tremenda soledad, las habitaciones vacías que duelen y los aromas que se desvanecen. El duelo, entendemos, es un proceso que se vive en solitario, salvajemente. Y descubrimos que sólo así es posible el sosiego y en el sosiego, más no en la resignación, están las respuestas de la vida.

¿Y cuáles son las respuestas de la vida? Quizá que el amor lo es todo, que si duele tanto perderlo es porque se ha tenido la gran fortuna de tenerlo.

García Montero es un poeta, crítico literario y ensayista español que nos revela el lado más brillante de la condición humana. Y es que, si no hay fe, entendida en el marco de lo religioso, el alma de qué puede sujetarse: de sí misma, del alma del otro. 

La enfermedad, cuando llega con una sentencia de muerte, pone todo al descubierto, lo que somos está sobre la cama, en crudo, sangrante. Aparece entonces la dignidad, la batalla por mantener la independencia del ser; cuando llega la rendición, aparece entonces la vulnerabilidad, la entrega a la finitud. 

El que cuida, lo sabe. El miedo palpita. La rabia aparece. La empatía se pone de pie. La ternura ríe. El amor, entonces, lo cobija todo.

El poeta escribe en los versos finales del libro: “una historia de amor, / este año y tres meses. / estos días finales que ya son, / ahora, recordados, / los más felices de mi vida”.

Es imposible no soltarse a llorar, porque el poeta nos muestra que es hermoso el dolor, nos enseña que es el gran maestro que viene a enseñarnos que estamos vivos, que compartir la vida con otra persona es un privilegio, que ser testigos de su vida y de su muerte es un acto de amor, que mantenerlo en nuestra memoria y honrar su recuerdo es la sublimación del amor.

Por Alida Piñón

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