En los últimos cuatro años el número de personas desaparecidas o no localizadas creció 27.69 por ciento, de acuerdo con la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), por eso es un tema que con más frecuencia se ve en la pantalla grande, sin embargo, el director Amat Escalante retrata estos acontecimientos contrastándolos con otra realidad mexicana: el abuso de poder y la frivolidad a través de las redes sociales.
“Quería crear ese choque entre la fama, la caricia del ego y todo eso que se da mucho con el espectáculo y ponerlo en contraste con el contexto injusto y muy complicado que hay en México. Vivo en Guanajuato y estoy consciente de esta búsqueda de personas en un sistema que suele ser desgarrador y mucho más fuerte que posar en Instagram o promocionar una pasta de dientes, pero tiene más visibilidad eso...”, afirmó el cineasta.
Para este contraste se alejó del método de trabajar con actores naturales y buscó a Bárbara Mori y Fernando Bonilla, quienes aprendieron a improvisar y conocer más de sus personajes fuera del guion.
La historia narra la vida de Carmen (Mori) y Rigoberto (Bonilla), quienes en su afán de ser socios de una mina, hacen cosas que empezarán a pesar en la conciencia de él, aunque ella está dispuesta a todo para no perder esa vida glamorosa a la que está acostumbrada. Es entonces cuando llega Emiliano (Juan Daniel García Treviño), un joven que lleva años buscando a su mamá, quien desapareció una fría noche.
“El proceso y creación del personaje fue muy complejo, porque Carmen es una mujer llena de matices, pero al mismo tiempo su ambición es tan grande, como su miedo a perder todo y dejar de pertenecer a una élite en la que siempre ha estado. Sin darse cuenta, esto la lleva a pasar por encima de todo, incluso de su familia”, detalló el cineasta.
Por Patricia Villanueva
EEZ