Más allá de la Guelaguetza, Oaxaca reclama su lugar en la danza contemporánea nacional. “Tenemos muchísimo que dar y también muchísimo que compartir con los demás, ya tenemos ahí la Guelaguetza como ejemplo, pero creo que a nivel dancístico es muy importante seguir creando nuevos festivales, creando nuevas ideas que fortalezcan la danza”, dice la bailarina Rosario Ordoñez (Tehuantepec, 1973), quien tiene más de 15 años impulsando la disciplina en su estado natal a través de Invernadero Danza.
Infatigable, Ordoñez lamenta que no existan opciones de trabajo y que para los bailarines siga siendo incosteable seguir preparándose: “Tenemos foros, pero no hay convocatorias en los teatros para presentar nuestro trabajo, todo tiene que ser iniciativa de los bailarines, de las compañías; estamos peleando todos los días por comer, por vivir, por sacar adelante a nuestra familia y de repente se nos olvida que tenemos que estar bien entrenados, que tenemos que comer bien, que tenemos que seguir procurando nuevos proyectos”.
Una de esas nuevas iniciativas llega de la mano de la bailarina istmeña, desde ayer y hasta el 16 de noviembre próximo se lleva a cabo en la capital oaxaqueña el 1er. Festival de Danza y Sanación, encuentro que combina presentaciones coreográficas y musicales, así como talleres y residencias artísticas con la intención de seguir profesionalizando la disciplina en la entidad sureña.
Iniciativas para la danza, señala, “existen, está la Compañía Estatal de Danza Contemporánea, está la maestra Laura Vera con su Ballet Contemporáneo, está el maestro Rolando Beattie, hay mucha gente que está proponiendo, que está haciendo cosas, que está trabajando, pero yo lo que pienso es ¿dónde lo estamos presentando?”. El festival busca ser un escaparate para la producción local, pero al mismo tiempo colocar a Oaxaca en el mapa nacional y nutrir la escena con experiencias internacionales.
Dos platos fuertes del año inicial son la presencia de la Akram Khan Company de Reino Unido, quien ofrecerá dos funciones de su producción “Chotto Desh” en el Teatro Macedonio Alcalá, y la Lior Tavori Dance Company de Israel, agrupación que cerrará el encuentro con dos funciones de “8th Day” en el mismo escenario. Pero el cartel no se agota ahí, al festival acuden además el español Pau Arán, los franceses Yoann Bourgeois y Christian y François Ben Aïm, el japonés Tadashi Endo, el italiano Elia Pangaro y la surcoreana Seo Jeong Bin.
La presencia mexicana está presente con las actuaciones de Lukas Avendaño, Evoé Sotelo, Benito González, Ariel Bonilla, Laura Vera y la misma Ordóñez; adicionalmente, vistan Oaxaca músicos como Niklas Paschburg y Praful de Alemania y Sheffy Oren Bach de Israel. “Todos estamos trabajando aquí, poniendo nuestro granito de arena, pero ese granito de arena realmente tiene que ser un gran camión de arena, la danza lo necesita, por eso es el festival”, dice Ordoñez.
“Empecé con esto hace 15 años, trayendo maestros de fuera, de otros países para que dieran talleres de actualización y técnica en Oaxaca, pero también con la intención de fortalecer la danza. Eso me parece muy importante porque no hay mucho público de danza, no en Oaxaca, no es la ciudad más conocida como conocedora, ese es otro de mis objetivos, uno nunca sabe, los niños empiezan desde pequeños a entrenarse, unos quiere ser bailarines, otros ya no, pero ya tienen esta conciencia de la danza y más adelante, tal vez se pueden convertir en futuros públicos, en futuros financiadores y por último, crear una gran escuela que se necesita en todos lados para seguir creando bailarines”, remata.
- El encuentro incluye 23 presentaciones de danza y performance, cuatro talleres y tres conciertos
- Las sedes del festival son el Teatro Macedonio Alcalá, el Teatro Juárez y “La clínica” de la ciudad de Oaxaca
PAL