Hace casi un año, Lila Downs se encontró con la muerte de frente con la partida de su pareja y cómplice de vida Paul Cohen; en el Auditorio Nacional la oaxaqueña no lloró sino que celebró a la muerte, en el 'Día de todos los santos' ofreció sus poemas de vida en forma de canciones, los grandes éxitos y las de reciente creación.
"Buenas noches, mi México, y nos vamos pal' norte… para todos ustedes en el 'Día de muertos'", expresó Downs al costado de una ofrenda llena de flores y calaveritas de azúcar, con la imagen de la Virgen de Guadalupe y la foto del papá de sus hijos, Vanessa y Benito; él estaba en el recinto.
Acompañada de una decena de músicos arrancó su nostálgico recital con "Clandestino". La contralto de coloratura insistió en su honor por cantarle a "mi México, tierra sagrada de mi corazón, y les agradezco por venir a acompañarme esta noche aquí, en el altar que pusimos para mi pareja del alma, Paul Cohen", dijo para entonar "Conjuro".
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Lila Downs recordó a los muertos durante el concierto
A los pies de cuatro pantallas gigantes, mientras era aplaudida por calaveras y catrinas, porque el público se disfrazó para esta especial noche, la hija de Tlaxiaco aceptó que para ella "es un honor estar cantándoles a nuestros santos difuntos esta noche y también nos vamos al barrio de las ciudades pa' contarles que 'Fuiste feliz'".
En la perfecta fecha para dejarse seducir por la potencia de su voz, Lila se dio permiso e invitó a sus seguidores a "llorar un tantito porque en estas fechas también eso se vale". Alzó su voz entonces con "La Curación" y siguió con "Toda la noche", también en una dedicatoria para Paul y sus hijos.
"Mandimbo" fue el preámbulo perfecto para recibir los primeros invitados de la noche, Isaac Montijo y Los Buayum, procedentes de Sonora, quienes aparecieron tras una espera que se antojó bastante larga, pero al final su cumbia y sabor pusieron un excelente ambiente con "Dime, dime" y "La Coraseca".
Cempasúchil y muertos, los atractivos del concierto
Con elementos cambiantes en su escenografía, aplaudida por mujeres coronadas con flores de cempasúchil y hombres maquillados como catrines, Downs armó el baile con "Vas de salida" y también hizo espacio para "abrazar" a Acapulco, mientras "estamos felices festejando a nuestros difuntos el días de hoy", con "Tortolita".
Entre talentosos bailarines continuó su cantar con "Ni maíz", con la que brindó simbólicamente con todos y la acompañó Óscar Martínez. Otra gran sorpresa llegó en "Solita, solita", con la presencia de Amandititita, quien fue cariñosamente recibida por las 10 mil almas en el lugar.
"Dos corazones" se escuchó y dio lugar al momento más mexicano; "Tengo la bendición de haber crecido en una montaña al sur de Oaxaca. El otro día, en el norte, me preguntaban si en el sur cantábamos norteñas y claro que sí, y también oímos a José Alfredo Jiménez", contó Lila para ofrecer "El último trago".
Cantó todos sus éxitos
Llegó entonces una de las favoritas de Downs, "Cumbia del mole", para la que invitó a Sara Curruchich, de Guatemala, juntas rindieron tributo a la raíz indígena, esa que contó Lila es "la que nos regala el cacao para hacer el chocolate, la que nos regala comer el guajolote criollo, es la que nos da el tributo, la magia y el poder del chile".
Por todo eso, con la energía a tope Downs decidió "dedicar esta canción a nuestros ancestros de razas originarias". Luego de conquistar con su baile, continuó el huateque con "Mezcalito", en la que agradeció que su público "para celebrar a los muertitos pues", llevó frases que fueron colocadas en la ofrenda y brindó con un trago de mezcal.
Agitando pañuelos y zapateando en el 'Coloso de Reforma' todos reaccionaron cuando Lila gritó: "¡Qué viva México, qué viva el 'Día de muertos', gracias por compartir con nosotros en este día tan sagrado mexicano!". La frase marcó el 'encore', pero la oaxaqueña pronto regresó para deleitar con "La cruz del olvido".
Con guitarra en mano, que tuvo que afinar en el momento con la ayuda de sus músicos y "con un saludo para los pecadores, los 'Una sangre', los tequileros, los Lila fans, con quienes nos encontramos, desde hace 20 años, en foros más pequeños en Santo Domingo", les cantó "Viene la muerte".
En esta celebración no podía faltar la máxima de Downs; esa canción que también ya la inmortalizó: "La llorona". El tema resonó con arreglos de arranque toreros y en un infaltable tributo a otra grande, Chavela Vargas, que generó furor por el despliegue del talento vocal de la estrella del sureste, quien se arrodilló junto a su ofrenda.
Con el amarillo tradicional de la flor que nace para los que ya no están, la hoja del tan nacional maíz, el azul de sus luces y tras recorrer simbólicamente todas las latitudes del país con su sonido, la artista se despidió, tras casi dos horas de buena música con "Son del chile frito" y para cerrar con la eufórica "Zapata", a las 22:30 horas, con una selfie.