Los Beatles se separaron oficialmente en 1970. Tres años después de este hecho que sacudió a la industria de la música, el exbeatle, con su banda Wings, creó su primera gran obra maestra: Band On The Run o El Escape de la Banda.
Durante la Navidad de 1973, en nuestro país, estaciones de radio como La Pantera y Radio Capital llenaron sus espacios con los nuevos temas de un disco cuya portada resultó enigmática: nueve personas siendo descubiertas por un cañón tipo spotlight al intentar darse a la fuga.
Hoy Macca (sobrenombre que John Lennon le puso a Paul), tiene 81 años y sigue arriba de un escenario con el mismo ímpetu con el que debutó en 1957, con Los Quarrymen, la banda de skiffle de su entonces nuevo amigo, John, —en aquella primera vez se le agarrotaron los dedos al tocar su guitarra—.
A McCartney todavía la garganta le responde y hace vibrar a miles de personas en todo el mundo, cuando en sus conciertos las notas salen de su bajo Hofner y canta: Well, the rain exploded with a mighty crash / As we fell into the sun / And the first one said to the second one there / I hope you’re having fun / Band on the run, band on the run…
Pero a principios de los años 70, a la crítica musical “especializada”, que publicaba sus reseñas y opiniones en revistas y diarios, le encantaba, por razones misteriosas, vapulear y denostar a McCartney con todo lo que lanzaba al mercado. Ni siquiera temas como Maybe I’m Amazed, My Love, The Back Seat of My Car, Another Day, Dear Boy, Uncle Albert/Admiral Halsey llenaban el oído a esas plumas implacables. Eso, en su momento, le dolió a Paul pero lo hizo reflexionar acerca de que debía crear el disco que callara las bocas, aunque, siendo honestos, RAM debió ser ese material y no fue así.
CREAR ARTE DESDE LA CRISIS
En 1973, Paul, como solista, ya tenía publicados: McCartney, RAM, Wild Life y Red Rose Speedway. Había estado de gira con Wings, integrado entonces por Linda McCartney, en los teclados; el baterista Denny Seiwell; Denny Laine y Henry McCullough, en las guitarras. Wings iba y venía a lo largo del Reino Unido interpretando temas incluidos en estos trabajos discográficos. Viajaba de pueblo en pueblo en un autobús de doble piso con la convicción de no tener una agenda establecida y volver a disfrutar de hacer música en vivo con mucho, mucho buen rock.
Para la grabación del siguiente álbum, Paul pensó en salir de Inglaterra y probar la calidez de un nuevo estudio. EMI le ayudó a buscar filiales en todo el mundo y, de pronto, apareció en la mesa Lagos, Nigeria, un país que era parte de la Commonwealth of Nations. La excentricidad africana llamó la atención del compositor. Sin averiguar mucho —grave error—, fue el sitio donde las alas de Wings llegaron para crear música.
La génesis de Band On The Run y el contexto de su grabación están enmarcados por una serie de varios hechos inesperados. El primero ocurrió once horas antes del vuelo a Nigeria: una discusión entre Paul y McCullough hizo que este último decidiera abandonar la banda. Lo mismo ocurrió con Denny Seiwell, quien, inesperadamente, también decidió no viajar —se cuenta que fue por temas de dinero y de salarios—.
Nada detuvo a McCartney. El 9 de agosto de 1973, Paul y Linda con sus tres niñas (Heather, Mary, Stella), Denny Laine y Jojo Laine (esposa de Denny), y, como brazo derecho de Paul en grabación y el sonido que tomaría el disco, el ingeniero, mago de la consola desde el álbum Revolver, Geoff Emerick.
Los problemas siguieron en EMI Studios Lagos, ubicado en Wharf Road, un lugar rudimentario, sin cabinas insonorizadas, con micrófonos descompuestos, techos llenos de arañas y ventanas rotas. Además, en el país se sufría de enfermedades como malaria, lepra, cólera y, en todas partes, aparecían reptiles extraños.
Paul, Denny y Emerick, con la ayuda de los lugareños, tomaron martillo, clavos y otras herramientas de carpintería para acondicionar el lugar y poder grabar.
ENTRE ALAS DE UN JET Y UN BLUEBIRD
Ya en condiciones, enchufaron guitarras, bajos, teclados y empezaron a crear maquetas y pistas básicas. Denny, Linda y Paul tocaron los instrumentos de Band On The Run; además, el propio McCartney estaba en la batería. En una ocasión, el percusionista de The Who, Keith Moon, le preguntó a Paul quién era el baterista, cuando le dijo: “soy yo”, Moon no podía creerlo.
La letra de la canción que da nombre al disco nació de una frase que George Harrison repetía una y otra vez, harto de estar con Los Beatles y en negociaciones con otros hombres, sobre problemas legales con Apple: “If I ever get out of here, If I ever get out of here”.
La canción Band On The Run está dividida en tres partes a manera de un rock sinfónico. En su libro Letras (Editorial Libros Cúpula, 2021), Paul relata: “Lo fundamental es que cuenta una historia. Nos habla sobre un sentimiento de libertad, era el espíritu de aquella época. Incluso, el personaje de Sailor Sam, que proviene de la tira cómica del oso Ruperto, de algún modo encajó perfectamente. El rock te permite romper normas y una obra musical no tiene que ser compleja para ser buena”.
Fue así que en aquel estudio se empezaron a escuchar temas como el poderoso Jet, cuyo juego de palabras se encuentra entre la palabra yet en inglés y un avión, pero, en realidad, Jet era un pony de la hija de Paul, Mary. Está también la deliciosa y amorosa Bluebird, con las voces magistrales de Linda, Denny y Paul, y el placentero solo de sax de Howie Casey; Mrs. Vandebilt, un rock que se baila estilo kazachok, tema que, por cierto, en la radio mexicana tuvo mucho éxito y cuando Paul la toca en vivo suele ser la parte más “prendida” de la noche.
Let Me Roll It, tema que aplacó la tormenta de los ataques que se estuvieron mandando entre canciones John y Paul. De hecho, John le contestó como un guiño a fumar la pipa de la paz al incluir una simulación del riff de Let Me Roll It en su canción Beef Jerky, publicada en el álbum Walls And Bridges, de 1974.
“DÉJENLO EN PAZ, ES UN MÚSICO”
Las grabaciones siguieron su curso pero un día, Fela Kuti, uno de los músicos y personajes más influyentes de Nigeria, se enteró de que los Wings estaban haciendo un disco en su país y los acusó de pretender robarse los sonidos de África. Paul lo invitó al estudio, tocó algunas canciones y le probó que no había plagio; todo quedó en un apretón de manos.
Una noche, Paul y Linda volvían de una sesión y cinco tipos los amenazaron con cuchillos y les exigieron sus pertenencias. “Linda empezó a gritar desesperadamente, y decirles, ‘déjenlo en paz, es un músico, es un músico”, recuerda Paul. Los ladrones se llevaron cuadernos con las letras de las canciones, unas cintas y casetes con los trabajos avanzados del disco. “Nos dijeron que tuvimos suerte de que nos hayan dejado vivos, regularmente mataban a sus víctimas”, relata Paul.
HACIA EL LADO B
En el lado B lo primero que se escucha es Mamunia, una canción acústica al estilo soul dedicada a un hotel en donde Paul se hospedó en Marruecos. A partir de este momento, echa a andar una técnica de grabación que le dio grandes resultados con Los Beatles, al crear un lado B con canciones que parecieran estar unidas y hacer una especie de sinfonía rock, algo que lograron magistralmente con Abbey Road y el Sargento Pimienta.
Escrita con Laine, Picasso's Last Words (Drink To Me), que incluye una colaboración en las percusiones del exbaterista de Cream, Ginger Baker, tiene una anécdota curiosa: Paul estaba en Jamaica con el actor Dustin Hoffman, y éste lo retó a crear una canción con cualquier tema que tuviera enfrente. Había una revista con un artículo sobre las últimas palabras de Pablo Picasso. Paul empezó a componer y Dustin, con los ojos abiertos e incrédulo, exclamó hacia su esposa: “¡mira, lo está haciendo, lo está haciendo!”.
El “gran finale” de esta obra maestra llega con otro rock sinfónico que va in crescendo hasta lograr una explosión de sonidos creada por el arreglista Tony Visconti: Nineteen Hundred and Eighty Five, en el que Paul aporrea frenéticamente las teclas del piano hasta fusionar las notas con una orquesta que, al final, nuevamente el tema nos deja escuchar las palabras como en un loop infinito Band On The Run…
LEGADO
Wings regresó a Inglaterra en septiembre de 1973. Lo primero que Paul hizo al llegar fue pulir lo que sería el sencillo del álbum: Helen Wheels/Country Dreamer. La primera es una canción que habla sobre historias de carretera en el Land Rover que Paul manejaba en la zona de su granja de Escocia.
Jesús Iturralde, experto en rock y actual director de la estación de radio Uncut Classics, señala que en 1973 el despegue de disco no fue muy exitoso, pero a raíz de promover los sencillos Jet y Band On The Run, su rumbo cambió para volar hasta lo más alto. “La crítica finalmente recibió muy bien el disco y terminó convirtiéndose en uno de los mejores en la historia del rock, se ha ganado ser un verdadero clásico de todos los tiempos”, comenta Iturralde.
El experto sostiene que entre 1971 y 1973, Paul vivió como músico uno de los periodos más altos en creatividad sonora y como compositor. “Su legado principal con estos trabajos es que han sido fuente de inspiración para las generaciones que siguieron”, agrega.
Fue así que en diciembre de 1973, Paul mostró al mundo que el arte musical no solo tiene que ver con canciones contestatarias, complejas en acordes o que hablen de utopías. El arte de McCartney viene de su alma, de su corazón y de su genialidad.Hizo un álbum que, a 50 años de su lanzamiento, sigue fresco, vibrante e innovador. La aguja baja, el disco gira, y gira… Stuck inside these four walls /Sent inside forever / Never seeing no one / Nice again like you Mama you, Mama you.
Por Gerardo Esquivel Alatorre
Periodista. Conductor del programa La Onda Beatle en Uncut Classics Live (Miércoles, 8:00 P.M.)
https://radiodesdemexico.com/uncut.html
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