En 2022, la cartera de crédito de los bancos empezó a mostrar cierto deterioro, al registrar un Índice de Morosidad (IMOR) de 2.09 por ciento, de acuerdo con cifras de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
Ello, luego de que el IMOR, que se encarga de medir el volumen de créditos que han sido considerados como morosos, con relación al volumen de préstamos y créditos concedidos por dicha entidad, ascendía un año antes en 2.05 por ciento.
Lo que se observa también de manera secuencial, pues el IMOR del crédito al consumo de noviembre a diciembre pasó de 2.89 a 2.94 por ciento; en tarjeta de crédito de 2.57 a 2.61 por ciento; en nómina de 2.79 a 2.86 por ciento; y en personales de 4.52 a 4.64 por ciento.
A decir Eduardo López, analista de instituciones financieras y fibras de Grupo Financiero Bx+, el comportamiento de la morosidad se ve relativamente estable, ya que su avance fue marginal si se compara con el crecimiento registrado en el otorgamiento del crédito.
No obstante, en saldos de la cartera vencida se ve más claro el incremento, ya que, con base en los nuevos criterios contables aplicados por la CNBV a partir del 1 de enero de 2022, se da mayor transparencia de las condiciones de la cartera y mejor control del riesgo.
Bajo estas reglas, se modificó el concepto de cartera vigente y vencida, por etapas 1, 2 o 3, siendo esta última en donde se engloba los instrumentos en los que existe evidencia de deterioro, la cual pasó de 2021 a 2022 de 113 mil 805 millones a 130 mil 134 millones de pesos, según estadísticas de la CNBV.
Daniel Becker, presidente de la Asociación de Bancos de México, refirió que, si bien la morosidad se ha mantenido estable, “no significa que podamos cantar victoria”.
Eduardo Osuna, vicepresidente y director general de BBVA México, dijo que el alza de tasas tiene un impacto real en los ingresos, por lo que sí tendrá un efecto en la morosidad.
ARTE: PAOLA CASTRO FÉLIX
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