La economía mexicana podría entrar en recesión para 2023, como resultado de una fase de menor dinamismo, durante el segundo semestre del año, informó el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF).
Al presentar el Indicador IMEF al mes de agosto detalló que el manufacturero cayó 1.8 por ciento respecto a julio, ubicándose en 40.4 unidades regresando al terreno de la contracción.
En tanto que el No Manufacturero disminuyó 1 por ciento también en el mismo periodo, pero aun situándose en terreno positivo con 51.9 unidades y sumando con ello, siete meses seguidos al alza.
Sin embargo, “este comportamiento junto con la información económica coyuntural más reciente, sugieren que la economía está en una fase de claroscuros”.
Dijo que los dos primeros trimestres de este año la economía creció a tasas trimestrales en torno a 1.0%. Y si bien, “no hay indicios de una contracción generalizada al inicio del segundo semestre del año, los recientes indicadores nos sugieren un crecimiento menos sólido hacia el cierre de 2022”.
Preocupación económica
Según su análisis el IMEF indicó que la mayor preocupación económica es la creciente inflación que en agosto llegó a 8.62 por ciento, donde lo más afectado son alimentos, bebidas y productos agropecuarios, lo que afecta el potencial de compra de los consumidores incluso su confianza.
Concluyó que hasta el momento los principales indicadores han mostrado una tendencia a la baja por lo que se prevé que “estas tendencias puedan desembocar en una desaceleración o recesión para inicios de 2023”.
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