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SAT: ¿La recaudación de impuestos solo beneficia a los más ricos?

La desigualdad impacta en todos los eslabones de la vida diaria, sus efectos se sienten en la educación y el desarrollo social.

ECONOMÍA

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¿Impuestos podrían terminar con la desigualdad social?.Créditos: El Heraldo Media Group

Para disminuir las brechas, las políticas fiscales son una herramienta que tiene efectos positivos directamente a través del gasto social y la progresividad tributaria.

Si bien existen diversas variables multidimensionales, el sector público juega un rol fundamental en la distribución de los ingresos, pues se busca gravar a los que más tienen, en busca de atender las necesidades de los que menos tienen para incidir en el desarrollo de una sociedad más justa desde una perspectiva progresiva.

La realidad sugiere que el aumento del gasto público social reduce la desigualdad, pero para ello se requiere de una mayor recaudación directa e indirectamente, así como programas fiscales orientados a reducir la pobreza.

Aunque en México la distribución del ingreso mejora porcentualmente, gracias al impacto de los impuestos que gravan la renta personal y el subsidio al empleo, las tasas efectivas que paga el decil superior (de mayores ingresos) son muy bajas como consecuencia de la evasión, las exenciones, deducciones y el tratamiento preferencial de las rentas de capital.

Recaudación castiga a personas de bajos ingresos

En general, las tasas impositivas en el país castigan más proporcionalmente a la población de ingresos más bajos, ¿por qué? Si bien, en primera instancia las tasas impositivas recaen, fundamentalmente sobre la población de mayores ingresos vía impuestos directos (ISR), en donde la banda impositiva va de 1.92% para ingresos de hasta 7,735 pesos, y hasta 35% para las que ganan más de 3.8 millones de pesos al año, se privilegia el uso de los impuestos indirectos (IVA e IEPS) afectando proporcionalmente y en mayor medida a las personas de menores ingresos, quienes destinan casi la totalidad de su gasto a la adquisición de alimentos, medicamentos, vestido y transporte, pagando un mayor porcentaje de su ingreso total vía impuestos indirectos forzando, a su vez, a reducir su consumo en dichos bienes mermando la calidad de vida.

En consecuencia, aún cuando el diseño del impuesto a la renta es progresivo, su impacto redistributivo es muy limitado como resultado de los bajos niveles de recaudación.

Poca efectividad en la recaudación

Aunado a ello, uno de los grandes problemas en México es la percepción de la efectividad de los impuestos, uno de cada tres mexicanos piensa que las tasas son muy altas y uno de cada cuatro considera necesario evadir impuestos, pero ¿a qué se debe esto? En primer lugar a los bajos niveles del gasto público programable en ejes cruciales y en segundo lugar a la poca recaudación no tributaria.

La distribución de los ingresos incide en la percepción de los mismos, un ejemplo de ello es la baja participación del gasto en seguridad social en el 10% de la población con los niveles más bajos de ingreso, principalmente, porque no son derechohabientes a organismos de seguridad social como el IMSS o ISSSTE, entre otras razones, porque en su mayoría laboran en el sector informal.

¿La reanudación solo beneficia a los más ricos?

Otro ejemplo es la exención del IVA en alimentos y medicamentos, la cual beneficia en mayor medida a la población más rica con el 42 % de beneficio, mientras que la más pobre se beneficia solamente con el 6%.

Desde el otro lado, el 10% de la población con mayor ingreso tienen una baja participación en los rubros de educación y salud porque prefieren brindarse servicios de tipo privado.

Mayores impuestos pueden ayudar a reducir la desigualdad, sólo si, se incrementa el gasto social y la distribución de los beneficios se realice desde una perspectiva integral y progresiva en donde se tomen en cuenta las proporciones del gasto por ingreso.

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