La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) prevé que, en 2023, la región de América Latina y el Caribe enfrente una “acentuada desaceleración”, donde México apenas alcance el 1.1 por ciento. El pronóstico es menor, incluso a lo proyectado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) que consideró para México, un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 1.2 por ciento para 2023.
Y mucho menor, a lo estimado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) que proyecta un crecimiento, para el próximo año, de entre 1.2 y 3 por ciento, aunque lo ubica en el rango más alto. En cuanto, al pronóstico para México al cierre de 2022, la CEPAL, lo mantuvo sin cambios en 1.9 por ciento, similar al dado a conocer el 23 de agosto pasado.
En contraste para la Región de América Latina y el Caribe, el organismo internacional mejoró su expectativa de crecimiento a 3.2 por ciento para 2022, desde 2.7 por ciento previo. Sin embargo, la CEPAL advierte que, en 2023, el panorama será complicado, y estimó que la región presente un crecimiento de 1,4 por ciento, en una coyuntura sujeta a importantes restricciones tanto externas como domésticas.
En el caso de América Central y México, destacó que estas economías se verán impactadas por el bajo dinamismo de Estados Unidos, principal socio comercial y primera fuente de remesas de sus países, lo que afectaría tanto al sector externo como al consumo privado. En este caso, sin embargo, dijo que los menores precios de los bienes básicos actuarían a favor, en tanto que varias de ellas, son importadoras netas de alimentos y energía.
Las expectativas de bajo crecimiento de la región para 2023, según explicó la CEPAL, en un comunicado, se deben principalmente al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, el cual afectó negativamente el crecimiento global. Este conflicto, afectó la demanda externa de la región este año y está acentuando las presiones inflacionarias, la volatilidad y costos financieros. Sobre todo, resaltó “la mayor aversión al riesgo, junto a la política monetaria más restrictiva por parte de los principales bancos centrales del mundo, perjudicó los flujos de capital hacia los mercados emergentes, incluyendo América Latina” , apuntó.
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