Tradicionalmente, durante diciembre la demanda se dispara y por consiguiente los precios también, sin embargo, este año el escenario es, particularmente, más complicado.
Los precios de los productos básicos se han incrementado durante el 2021, sobretodo en los últimos meses en donde la inflación ha registrado niveles de hasta 7.3% para los consumidores, mientras que el índice de precios al productor ha mostrado crecimientos de hasta 9.9%, efecto que sin duda, se traspasará a los estantes no sólo durante diciembre.
A su vez, la respuesta en materia de política monetaria para contener el alza de los precios, ha conllevado a un incremento de las tasas de interés, es decir, un mayor costo del dinero. La tasa de interés objetivo al cierre de noviembre se ubicó en 5.0%, 25 puntos superior al mes anterior; mientras que hace un año ésta se situó en 4.25%. Dinámica que, seguramente, se adoptará por la banca en general.
Por su parte, el crédito se ha visto reducido. El comportamiento de la cartera total de crédito de la banca comercial observó un decrecimiento real anual de 3.0%, mientras el crédito al sector público decreció 2.8% durante noviembre.
Los salarios son los mismos, los precios son más elevados y el financiamiento menor y menos accesible. La situación financiera que ha generado la pandemia y las condiciones de la economía actual, podrían generar presión en las finanzas de los hogares.
Evitar gastar de más o incurrir en crédito a mayores tasas, será la mejor decisión para sobrellevar la “cuesta de enero” y las consecuencias de la estacionalidad en diciembre que provocan los festejos navideños.
Diciembre será el mes más caro del año, pero podría seguirlo siendo durante los primeros meses del 2022 si no se llevan a cabo finanzas familiares adecuadas. Los gastos durante esta época, podrían ser pagados en meses posteriores en un contexto económico complicado. Incluso, la recuperación de la economía podría presentar desaceleraciones durante enero de 2022.
mgm