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Los ‘guiños’ hacia María Espinoza, rumbo al oro olímpico de hace 15 años

Durante Beijing 2008, la sinaloense subió a lo más alto del podio, y consiguió la primera de sus primera medallas en Juegos Olímpicos

DEPORTES

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Durante Beijing 2008, la sinaloense subió a lo más alto del podio, y consiguió la primera de sus primera medallas en Juegos OlímpicosCréditos: Foto: Daniel Ojeda

Ese 23 de agosto, en Beijing 2008, María Espinoza tuvo la corazonada de que algo mágico sucedería. Horas después, se cobijó con la bandera tricolor, y un sombrero charro lo usó de corona, tras ganar su primera medalla en Juegos Olímpicos.

Derrotó por el oro a la noruega Nina Solheim, en los +67 kg del taekwondo. Así se escribió el primer capítulo de una exitosa carrera, que de colofón tuvo a la mexicana con más preseas en dichas justas: también se colgó bronce en Londres 2012, y plata en Río 2016.

A 15 años de distancia, en una charla sobre el tatami con El Heraldo de México, María recordó que, posterior a la hazaña en China, le sugirieron el adiós, aunque aún tenía 20 años.

“Ya tienes un oro, el mayor logro de un atleta, te puedes retirar”, le dijeron colegas y conocidos. Sin embargo, su ambición apenas comenzaba. “Hice una planeación a largo plazo y me pregunté: ¿a qué más puedo aspirar? Pues a más medallas olímpicas”, explicó.

Por ello, la presea de 2008 es el punto de inflexión. Los primeros dos episodios, ante la noruega Solheim, fueron reñidos, con sólo un punto de diferencia. Para el tercer round, la sinaloense se despegó y sacó la victoria 3-1.

En el combate, nunca se sintió segura del triunfo. Incluso, al término del mismo, sonrió, pero su expresión fue serena. La explosión de emociones llegó con el abrazo a su entrenador, entonces levantó una bandera de México, y de las gradas se asomó un sombrero charro.

“Todo esto engloba mi día perfecto… En el camino de la Villa Olímpica, al área de competencia, sentí la corazonada de que estaba en un día especial, pero sin saber el resultado. Me sentía con la armonía de que iba a suceder algo mágico”, recordó.

Curiosamente, hubo otro indicio sobre ese oro en Beijing. En un campamento previo a Olímpicos, en Corea del Sur, un compañero le dijo: “Quiero que vayas a mi torneo pasando los Juegos, porque vas a ser campeona”.

En ese momento, María se preguntó si lo lograría: “Fue como un flechazo, el decir yo puedo. Que un colega sintiera que podía, fue extraño, pero me despertó ese foquito para conseguirlo”.

“Al final, no pude ir a ese torneo, por todos los compromisos que vinieron después”, aclaró.

Pasaron tres ediciones de Juegos Olímpicos, con podio para Espinoza. En esos procesos, experimentó los cambios que ha habido en el taekwondo: vio la llegada del peto, y luego la careta electrónica; y también aparecieron las modificaciones de reglas.

Con ello, el tiempo le dio enseñanzas dentro y fuera del deporte: “He creado, con ayuda de muchas personas, lo que más deseaba, que era dejar huella en el deporte mexicano”

Hoy, la triple medallista olímpica, que se retiró del tatami en noviembre de 2022, se mantiene ligada al deporte. Además del tiempo que le dedica a su hija, y las conferencias que imparte a jóvenes, es entrenadora del equipo de parataekwondo.

“Sí hay cierto cambio, del deporte adaptado al convencional. En el adaptado no se pegan a la cabeza. Es una fusión del taekwondo actual, con el del peto convencional, eso me recuerda a cómo se hacía en Beijing. De cierta manera, se me ha facilitado (enseñar) porque competí en los dos sistemas. Es un reto seguir aportándole a México, pero desde otra área”, concluyó María Espinoza.

Por J. Alexis Hernández

Fotos: Daniel Ojeda

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