FUTBOL MEXICANO

Juan Villoro: 100 del Necaxa, entre la valentía y la nostalgía

El escritor recuerda sus inicios como aficionado y define su actual estado como seguidor de los Rayos en su centenario

DEPORTES

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El autor hace un análisis del equipo que cumple un sigloCréditos: Especial

En una afición no tan numerosa como la del Necaxa, emerge un círculo de personas públicas, y valientes, que presumen sus colores, a pesar de saberse lastimados por una entidad en deuda. En ese terreno figura Juan Villoro, escritor y aficionado que desenfunda la pluma a razón de los 100 años de sus Rayos.

El club rojiblanco celebra su primer centenario, del que ha sido testigo el también periodista desde su trinchera, dedicando tinta a una entidad que en últimos tiempos se ha dedicado a sufrir, añorando los años 90 en los que fue considerado El Equipo de la Década.

La pasión por unos colores viene de herencia, pertenencia o títulos. Durante su niñez, el pequeño Juan tuvo el libre albedrío para elegirlos, en un deporte que seguía su papá. 

“Como tantos miembros de la colonia española, mi padre era aficionado al Asturias. Cuando ese equipo desapareció, apoyó a los Pumas porque toda su vida trabajó en la Universidad. No me inculcó el amor a sus equipos, sino que me dejó elegir por mi cuenta”, responde Villoro a El Heraldo de México.

Es un siglo de apoyo a los hidrocálidos. FOTO: Especial.

El deseo de pertenencia lo empujó a seguir a los niños de la zona de Mixcoac, en la Ciudad de México: “Los mejores amigos de la calle donde vivía eran necaxistas y me quise identificar con ellos. La paradoja es que, por querer ser de mi calle, acabé siendo aficionado de un equipo que ahora juega en la remota Aguascalientes”, confiesa, ante el aparente exilio que vive “el más gitano de los clubes”, como él mismo lo describe en su libro Dios es Redondo.

Con dos descensos, falta de cimientos en sus recientes directivas, y sobre todo el cambio de sede, la institución se ha encargado de minar la recuperación de aficionados, que refuerza —o titubea, según la interpretación— la célebre frase del escritor: “Ciertas cosas, como la literatura y el Necaxa, son para las minorías ilustradas”. La efímera luz de los Rayos en el cielo, ha tenido ese mismo paso por la gloria.

“Ha tenido momentos de gloria, como haber derrotado al Santos con todo y Pelé en 1961. Antes de eso había sido el Equipo de los Once Hermanos, que encandilaba con sus jugadas. Ahí brilló Horacio Casarín. En 1939, cuando lo fracturaron arteramente, la afición quemó el Parque Asturias”, enlista. Sin embargo, el club sufrió una involución.

En el bestiario de las escuadras del futbol mexicano, ¿qué criatura puede ser el Necaxa? 

Ese equipo de grandes triunfos, que provocaba incendios, hace pensar en el mejor caballo purasangre. Años después, el corcel se volvió caprichoso y bohemio, ganaba las carreras más difíciles y perdía las fáciles. En los años noventa recuperó la forma y conquistó muchos trofeos. Luego se convirtió en lo que es ahora: un unicornio. Las virtudes de ese caballo son legendarias. Lo apreciamos como un mito cargado de historias pero ajeno a la realidad.

Si el corazón tiene derecho a una sorpresa, ¿cuál será la que aguarde el corazón de los aficionados del Necaxa?

El maltratado corazón de los necaxistas debería ser estudiado en cardiología. Hemos pasado por infartos, arritmias, soplos y taquicardias. La gran sorpresa sería que el equipo regresara a la Ciudad de México con la comunidad que lo fundó y lo apoyó durante décadas, o, por lo menos, que regresara a un sitio cercano, como Cuautla o Cuernavaca (así se sumarían dos aficiones, la local y la histórica de la capital). Aguascalientes ha sido un desastre. El Necaxa ya descendió dos veces a segunda división y sólo sigue en primera porque la corrupta liga mexicana canceló el descenso.

La valentía de Juan Villoro no oculta la desazón por el apagado presente de un Necaxa “que sólo por sus 100 años es noticia”, asegura. Con perceptible nostalgia, el escritor desenlaza: “Antes apoyaba al Necaxa con el corazón; ahora sólo lo apoyo con la memoria”.