RUMBO A PARÍS 2024

La arquera Alejandra Valencia tiene la mira puesta en los Panamericanos Santiago 2023

La medallista olímpica mexicana dio una clínica de tiro con arco, antes de viajar a la sede de la justa continental

DEPORTES

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En París 2024 buscará repetir el podio de Tokio Créditos: World Archery

La sonrisa de Alejandra Valencia se pone en pausa sólo para jalar la cuerda, soltarla y ver cómo su flecha viaja 70 metros para incrustarse en el círculo amarillo de los 10 puntos. Después, mientras su arco se convierte en péndulo tomado de su mano izquierda, sus ojos se cierran porque ríe de nuevo. Y repite, de 300 a 500 veces, en cada sesión de entrenamiento rumbo a los Juegos Panamericanos Santiago 2023.

Su arco no es un arma ni una herramienta. Es una parte de su cuerpo cuando lo sostiene y lo tensa. "Muchos dicen que este no es deporte porque según no hacemos nada, y sólo estamos ahí parados, pero es más la parte mental al momento de competir", dice a los invitados a una clase de tiro, con motivo del lanzamiento del libro El camino del arquero, de Paulo Coelho (Grijalbo, 2023).

La sonorense explica con calma, voz clara, cuerpo y alma. Su pasión se transmite paso a paso, en cada detalle, parece que se pone seria, pero sólo está concentrada, para que el aprendiz no hiera a nadie a través de ese proyectil con punta que es más rápido que la vista.

"Después de Londres 2012, por el resultado obtenido, quise decir adiós", confesó, pues en sus primeros Juegos Olímpicos terminó en el decimoséptimo lugar de forma individual y séptimo en equipo. El golpe fue duro para una adolescente de 17 años que soñaba con una medalla, pero que fue apenas el debut. Como cuando se lanza la primera flecha para saber cómo están las condiciones del viento, de lluvia, incluso de uno mismo.

Alejandra Valencia tiene la mira puesta en Santiago 2023
FOTO: World Archery

Las metáforas del libro, sobre la flecha, el arco, la postura, el blanco, el disparo y la repetición del tiro, son aplicables a la vida y al ser humano, en días donde se perdió la capacidad de mantener la tranquilidad y se tiene la urgencia de ser visto o aprobado. Para estos tiempos que corren, Alejandra (y su sonrisa) considera: "Hay que llevarse las cosas con calma, tener paciencia, porque este deporte es caprichoso, porque puede irte bien y después muy mal por un tiempo, pero cuando las cosas salen tampoco hay que creerse que lo puedo todo.

"Hay que tener los pies en la tierra. Porque somos buenos en lo que hacemos, pero siempre hay mejores que nosotros. No por habernos ido bien una vez quiere decir que así será siempre"

 

Alejandra Valencia pasa de verde a rojo en el tránsito de emociones de forma envidiable. ¿Cómo puede sonreír en momentos de alta tensión? La clave está en el disfrute y el desfogue de sus presiones: "Soy un arco duro, fuerte, que responde en momentos de presión, pero no me sobretrabajes porque puedo reventar", cuenta, aunque la incredulidad llega sobre esos malos ratos por que sigue con la curva de la felicidad en la cara. "Por eso son importantes mis hobbies, ahí saco estrés. Soy más artística, por eso prefiero leer, escribir, dibujar y últimamente le tomé gusto a cocinar", confiesa.

La arquera mexicana prepara su próxima competencia, en Chile, en los Panamericanos Santiago 2023. Después, entre diciembre y enero, buscará ser la representante del país en París 2024 cuando se realice el selectivo local.

Valencia termina la clase de tiro, con flechas repartidas en todos lados, menos en el blanco. Ella sigue sonriendo.

¿Te gustaría ser entrenadora al retirarte? "No, para nada (contesta sin pensarlo)" y bromea con sus alumnos. "Ahorita tiro yo, para que les toque a ustedes burlarse de mí", promete. Juega, pero nadie se burla.

En París 2024 buscará repetir el podio de Tokio
FOTO: World Archery

Alejandra se pone su característico gorro tipo pescador, jala la cuerda con tres dedos hasta que hace contacto con su nariz y marca la piel de su barbilla y sus labios. Después, acompañada del silencio y sus latidos, suelta y rompe el viento con su disparo. Todos son aplausos y rostros de sorpresa ante las puntuaciones: 10, 9, 10… 7. Y se ríe. Lo vuelve a intentar y mejora el tiro. La intermitencia en su semblante no es un tema de bipolaridad, si no por la capacidad de responder a los momentos, con temple de hielo, pero con la sonrisa y el talento que viajan como una flecha hasta el centro del éxito. 

 

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