La intervención militar de Rusia en Ucrania cimbró al mundo deportivo, y con esto se tambalea el Estadio Krestovski, como sede de la final de la Champions League, el 28 de mayo en San Petersburgo.
La UEFA compartió su consternación y condenó los actos bélicos que ocurren entre dichas naciones, por lo cual convocó hoy a una reunión extraordinaria, en donde analizará otras opciones para recibir el choque por el título.
Asimismo, esta será la segunda vez que el inmueble, casa del Zenit, no albergue la coronación del torneo más importante de clubes en Europa, recordando que, por la pandemia de COVID-19, se recorrió un año su presentación, pues inicialmente iba a tener la final de 2021.
Esta guerra también incide directamente en el repechaje europeo, rumbo a la Copa del Mundo en Qatar 2022, cuyos primeros encuentros están programados para el 24 de marzo.
Las federaciones de Suecia, República Checa, así como la de Polonia, cuya selección enfrenta como visitante a Rusia en esa fecha, mandaron un comunicado conjunto a la FIFA, para solicitar que cualquier actividad del Grupo B, no se realice en dicho territorio.
Tras el reclamo, el presidente del ente rector del futbol mundial, Gianni Infantino, dijo que se hará un análisis de los acontecimientos, y se tomará una decisión sobre esos encuentros en el corto plazo.
Mientras la liga local ucraniana ha quedado suspendida de manera indefinida, el Schalke 04 alemán retiró de sus camisetas el logo de uno de sus principales patrocinadores, Gazprom, empresa energética rusa, que también es aliada comercial de la FIFA.
Por su parte, la escuadra de basquetbol del Barcelona decidió no viajar ayer a San Petersburgo, donde tenía que jugar un partido de la Euroliga, ante el Zenit.
En tanto, el Comité Olímpico Internacional acusó a Moscú de violar la tregua olímpica al invadir Ucrania, y anunció su voluntad de ofrecer asistencia humanitaria.
PAL