Gran parte de las metáforas deportivas apuntan a que los atletas deben ascender a la cima para llegar a su máximo punto; sin embargo, la carrera de Rodolfo Dickson es todo lo contrario, ya que el bajar cada vez más rápido de una pendiente es la meta máxima en su vida.
Si bien el clima en su natal Puerto Vallarta es cálido la mayoría del año, el haber quedado en orfandad a los nueve meses, ser adoptado por una pareja canadiense a los nueve años y ser llevado al país de la hoja de maple, lo hizo pasar su infancia entre la nieve. Le ha dado orgullo a México desde 2015, año en el que ganó la competencia internacional Super-G.
De ahí fue que agarró el gusto por el descenso, por la velocidad y por un deporte que se sale de lo convencional en su país natal: México, al cual representa para los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing 2022 en Esquí Alpino.
Rodolfo se medirá con los mejores en la disciplina el próximo 12 de febrero a las 20:45, mientras que su segunda carrera se llevará a cabo a las 23:45 (hora del centro de México).
No habla español, pero ha defendido a la delegación mexicana desde 2018 en la competencia mundial que se llevó a cabo hace cuatro años en PyeongChang, en la que quedó en lugar número 48.
En aquella ocasión no pudo subirse al podio; sin embargo, en una de sus publicaciones de Instagram dijo estar conforme con haber dado su esfuerzo en todo lo que ha hecho.
Sarah Schleper: La atleta estadounidense que defiende los colores de México por amor
"Cada atleta puede compararse con un iceberg. Hay tanto debajo de la superficie y la mitad del tiempo solo estamos tratando de no derretirnos bajo la presión", escribió en agosto del año pasado.
Como atleta podría decirse que también le gusta el desgaste, ya que usa los tenis hasta que le salgan hoyos de tanto correr y guantes a los que la tela se les va desprendiendo del uso. Estos signos no son señales de la pobreza que dejó atrás en México, sino de la pasión que hay en su corazón para dedicarse al deporte que ama.
Sus padres adoptivos se han encargado de darle la oportunidad que los biológicos le negaron a pocos meses de haber nacido, pues lo han apoyado desde que le nació el gusto por este deporte a los seis años.
Pese a que fue recibido en Los Pinos durante el gobierno de Enrique Peña Nieto para felicitarlo por su aporte al deporte nacional, todo su entrenamiento y formación han sido financiados por su madre.
De ella, asegura, ha gastado miles de dólares a lo largo de los años para que él pudiera perseguir su sueño y demostrar una de los grandes principios que rigen su vida: el trabajo duro lo puede lograr todo.
Justo hoy el joven de 24 años de edad comenzó su viaje para tratar de conquistar su meta máxima en la competición más grande del deporte en el mundo.
Dos mochilas, una maleta con seis playeras, tres chamarras, tenis y su equipo de descenso no son el único equipaje que lleva con él, pues además de la esperanza de su familia, así como de México, también lleva consigo años de entrenamiento y el sueño de bajar la pendiente cada vez más fuerte, rápido y apasionadamente.
Sigue leyendo:
México en el hielo: Escasos competidores mexicanos van a JO de invierno
Beijing 2022: Robots serán los responsables de servir la comida en los Juegos Olímpicos de Invierno