El futbol es un medio con el que miles de muchachos buscan vencer la pobreza, la violencia y la desigualdad. El césped es un lugar que pisan los elegidos, muchos de ellos con traumas que solamente pueden ser sorteados convirtiéndose en astros del deporte.
El caso de Jakub Blaszczykowski es tan peculiar como similar del que siguen sus colegas, debido a que pasó por una infancia desastrosa, tras la cual su único escape fue pegarle al balón millones de veces hasta que se hizo bueno haciéndolo.
Tenía entonces 11 años cuando el futuro atleta y su hermano Dawid presenciaban una discusión entre sus padres. Las palabras se convirtieron en gritos y estos en insultos que poco a poco se transformaron en agresiones.
El resultado de este desencuentro fue que la mamá de Jakub pasó a ser un dato más en la lista de mujeres que muere a mano de las personas que juraron protegerlas. Si bien este tipo de crimen parece estar relacionado con Latinoamérica, puede sorprender a muchos que se haya cometido en Polonia, lo cual confirma que la violencia no es exclusiva de un continente.
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Este problema es actual, nada se ha hecho para erradicarlo y, como en todos sus casos, deja detrás de sí una familia fracturada, así como una vida que merecía ser vivida.
Por si fuera poco, Jakub y Dawid quedaron huérfanos de manera simbólica, ya que su padre fue llevado a prisión para purgar una condena de 15 años. Pese a que cumplió cabalmente su tiempo tras las rejas, el hombre se desentendió de sus hijos y no volvió a preguntar por ellos.
De esta manera, el nacido en Czestochowa, Polonia, llevó la tragedia vivida por sus progenitores a las canchas, donde destacó por su manejo del balón y la forma en la que repartía el juego para sus compañeros desde la media.
Desde el 2002, seis años después del evento más duro de su vida, comenzó a militar en equipos profesionales. Empezó su carrera en el Górnik Zabrzez, pasó por el Wisla Cracovia para 2005. Ese año fue catalogado el mejor centrocampista del país, lo cual fue un impulso importante para que dos años después fuera contratado por el club alemán Borussia Dortmund.
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Con Los negriamarillos usó un diminutivo de su nombre, debido a que era muy largo. Desde entonces fue llamado Kuba, llegó a la final de la Copa de Alemania y fue el mejor atleta de su plantel en 2009. Ganó el campeonato local en 2011, 2012, 2013 y 2014.
En 2013 el club llegó a la segunda final de la Liga de Campeones de la UEFA, aunque cayó ante el Bayern de Múnich. No todas son malas noticias, ya que desde el 2005 ha sido llamado en 108 ocasiones con su Selección con la cual ha participado en la Copa Mundial de Futbol de 2018, así como en las Eurocopas de 2012 y 2016.
Actualmente milita en el Wisla Cracovia de la Ekstraklasa, la máxima categoría varonil del futbol de Croacia.
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