La antorcha olímpica luce apagada en el pebetero colocado en el Estadio Olímpico de Tokio luego de la clausura de la edición atípica de estos Juegos Olímpicos, mismos que han estado marcados por momentos trágicos, heroicos, sublimes y ridículos en la pista, la fosa o en la cancha.
Y precisamente esos momentos en los que el nerviosismo hacen presa del atleta han generado que esta edición olímpica sea la que más ceros haya otorgado por ejecuciones fallidas, no había sucedido algo así en varias justas y eso sin duda resultó ser algo atípico y que llamó mucho la atención tanto para los pocos aficionados en las gradas como para los millones de televidentes que siguieron la justa olímpica.
Sin duda, la fosa de clavados fue el sitio en el que se suscitaron la mayor cantidad de accidentes entre los atletas, es algo muy significativo porque le sucedieron a atletas experimentados y que por desgracia no contaron con el temple para resolver sus fallos y tuvieron que cargar con la pena frente a millones de espectadores.
La competencia de clavados nos brindó momentos sublimes, pero también fue el sitio en el que los jueces marcaron para siempre a varios atletas, entre ellos a una mexicana, que tuvo la mala fortuna de fallar a solo unos pasos de lanzarse al agua. Hagamos el recuento.
Los primeros en fallar fueron los integrantes del Comité Olímpico Ruso (COR) durante la competencia de clavados sincronizados desde el trampolín de tres metros, Evgenii Kuznetsov y Nikita Shleikher perdieron con ese fallo la medalla de bronce y le abrieron la oportunidad a México para hacer lo suyo y acceder al tercer sitio, pero…al final tuvieron un pésimo clavado y se quedaron con uno de los cuartos lugares más inesperados de la delegación mexicana.
Después llegaron dos canadienses, uno en cada rama, primero Pamela Ware, quien estaba haciendo una competencia bastante loable y cercana a los primeros sitios para llegar a la final, sin embargo, una mala salida en el momento de tomar la tabla la obligó a no saltar a la fosa y por ello recibió la penalización de cero.
Horas después, su compatriota Cedric Fofana cometió uno de los errores más graves de los que se tiene registro en las justas olímpicas, desde que tomó su lugar se veía nervioso lo que le hizo perder el equilibrio al momento de su salida, el movimiento y la falta de técnica generó que cayera totalmente de espalda y por eso recibió otro cero en la alberca del Centro Acuático de Tokio.
El clavadista de Corea del Sur, Kim Yeongnam también fue presa del nerviosismo y su falta de temple al momento de ejecutar su clavado.
El suceso ocurrió en la ronda preliminar desde el trampolín de tres metros, previo a su salto fallido ya había ejecutado de mala manera un salto que tuvo calificaciones de 2.0 y 2.5, en sus siguientes giros pudo recomponer pero en el salto final volvió a fallar de fea manera y resultó con calificaciones de cero.
Desafortunadamente para México y para una de sus atletas, el cero también fue parte de su ejecución. La joven clavadista Arantxa Chávez participaba en la ronda semifinal del trampolín de tres metros individual, en ese momento estaba peleando por su lugar en la final junto a su compatriota Aranza Vázquez, sin embargo, en el momento que tomó la salida y saltó sobre la tabla algo le ocurrió y sólo se abalanzó sobre la alberca, no pudo completar giro alguno y salió de la fosa totalmente desencajada, evidentemente obtuvo cero, y además fue la causa de perderse la final.