Hubo de todo. Buen futbol, excelso toque de balón, intensidad y polémica. A lo Arjen Robben. Así fue como Inglaterra venció a Dinamarca 2-1 en tiempo extra y alcanzó su primera final de la Eurocopa, donde busca coronarse como local ante Italia.
Una controvertida falta dentro del área sobre Raheem Sterling, al 104’, resolvió el partido a favor del Equipo de la Rosa. Pese a que Harry Kane falló su tiro de penalti, él mismo empujó la pelota en el rebote, para vencer al portero Kasper Schmeichel.
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El cuadro de Los Tres Leones llega al partido definitivo, tras ganar cinco de sus seis partidos, marca idéntica al de su próximo rival, la Squadra Azzurra.
Los británicos no disputaban una final internacional en casa desde aquella Copa del Mundo de 1966, cuando vencieron 4-2 a Alemania, en el alargue.
El representativo escandinavo no se dejó intimidar por el ambiente que representa el mítico Wembley, y supo aguantar el embate inglés durante los primeros minutos. El duelo en el medio campo fue muy intenso, con aproximaciones aisladas.
Tuvo que ser mediante un tiro libre, con el que el equipo rojo, al 30’, abrió el marcador, en una gran ejecución de Mikkel Damsgaard, quien venció con un disparo potente y esquinado al guardameta Jordan Pickford.
Inglaterra reaccionó con fuerza y, al 39’, encontró el 1-1 en un autogol de Simon Kjaer, tras un centro por el lado derecho de Buyako Saka.
Tras el tanto de Kane, los dirigidos por Gareth Southgate tuvieron el control de las acciones, ante un rival que se defendió y trató de ofender, pero ya con pocas ideas.
Con la ventaja, los ingleses se dieron el lujo de tener posesiones largas de más de 20 toques sin que el adversario tuviera el control de la bola.
Así, de manera controvertida, el sueño de campeón de Inglaterra está más cerca que nunca. Tiene todo a favor para hacerlo realidad. Aunque falta ver qué dicen los italianos, que no ganan esta copa desde 1968.
dza