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Pitcher Víctor Lizárraga comienza a gestar su carrera en Las Mayores

Conoció el beisbol gracias a sus padres y abuelos, lo que más recuerda es el tiempo en familia

DEPORTES

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Víctor es agradecido, además del incondicional apoyo de su familia Foto: Especial

Víctor Lizárraga tiene 18 años, es originario de Tijuana, México, y firmó un contrato con los Padres de San Diego. Es el prospecto número uno de Latinoamérica y el jugador número 34 de la Academia de Beisbol del Pacífico en fichar con un equipo de Ligas Mayores. Sin embargo, él se define como alguien distinto.

“Víctor Lizárraga es una persona que siempre ha querido ser diferente a los demás. Es alguien que intenta ayudar a sus compañeros, no sólo en el beisbol. No porque haya firmado en Grandes Ligas va a cambiar quien es”, asegura el lanzador.

Conoció el beisbol gracias a sus padres y abuelos, lo que más recuerda es el tiempo en familia. Cuando era un bebé, en brazos de su mamá, ya estaba en los campos, donde veía jugar a su papá: “Ahí fue donde lo conocí, crecí viendo sus partidos”.

Se enteró de su fichaje mientras entrenaba, su reacción es difícil de describir: “Estábamos en la Academia, a veces cuando un equipo cierra a alguien avisan ahí. Los coachs hablaron con nosotros y lo dijeron. Yo no sabía, me tomó por sorpresa. No sabes qué pensar porque es algo no planeado, pero obviamente muy feliz”.

Sus padres ya conocían el acuerdo, hablaron primero con ellos; han sido un pilar en su formación como pelotero. Víctor no recuerda qué le dijeron cuando los llamó. No obstante, en una relación llena de respeto y apoyo; las palabras importan poco. 

Foto: Especial

Durante su paso por la Academia en Yucatán se consolidó como el prospecto número uno de América Latina. En dicha posición es inevitable no pensar en el inicio de la aventura, en el camino recorrido y en el esfuerzo de múltiples años de trabajo.

“Una de las cosas que me hizo pensar que algún día podía ser un profesional fue cuando se acercaban scouts preguntándome de qué jugaba. Es gente que no conoces y sabe mucho de beisbol. Empiezas a pensar que estás haciendo algo bien”.

“Hay mucho sudor, muchos entrenamientos pesados, muchas corridas en la arena, muchas pesas levantadas, muchos torneos, muchos viajes y mucha competencia. Es mucho lo que tienes que hacer para llegar ahí”, menciona el pitcher tijuanense. 

Firmó con uno de los mejores equipos de las Grandes Ligas, pero su momento más feliz en un campo de beisbol fue en sus inicios como jugador: “Cuando conecté mi primer jonrón. Era chiquito y es algo muy bonito que nunca se me va a olvidar”.

“Fue un Grand Slam por el jardín izquierdo. Era en esa categoría en la que los papás juegan contigo para que no te distraigas. Me llevaron a comprar nieve después. No me acuerdo del sabor, pero yo soy mucho de oreo; probablemente fue de oreo”.

Víctor es agradecido, además del incondicional apoyo de su familia, valora las enseñanzas del personal de la Academia. Llegar a un lugar donde no conoces a nadie es complicado, pero Santos Hernández y Luis Reséndiz estuvieron ahí para él.

“Santos Hernández (coach de pitcheo) y Luis Reséndiz (trainer) han sido una parte muy importante de todo este proceso. Me los presentaron el día que llegué, fueron los primeros coachs que vi. Nos llevamos muy bien, tenemos una buena amistad”.

Lizárraga reportó con los Padres de San Diego. El joven beisbolista se incorporó a las filas de uno de los equipos más prometedores en la Gran Carpa. En las distintas sucursales de la franquicia, el mexicano continuará su formación como lanzador.

“Mi objetivo era firmar con un equipo de Grandes Ligas. Ahora quiero tener un año sin lesiones porque siento que es lo único que me puede detener en mi camino a Las Mayores. Trabajaré el doble para tener buenas primeras temporadas”.

Lizárraga lanza recta, cambio, recta cortada, slurve y recta de dos costuras; su cutter puede mejorar. José Fernández por su agresividad y Jacob deGrom por ser Jacob deGrom son sus principales referentes en la Major League Baseball.

Le gustaría relevar a José Fernández y ser relevado por Aroldis Chapman. Agregaría a su repertorio el sinker de Jordan Hicks o el slider de Trevor Bauer y subiría al montículo para enfrentar a Mike Trout. A pesar de tener una recta de 94 millas por hora, no usaría el lanzamiento para abrir el turno ante el jardinero de los Angels.

“Tengo 18 años y siento que todavía puedo progresar mucho. Cuando tiré 94 millas pesaba 15 o 20 libras menos. Me siento muy bien del brazo, creo que puedo llegar a lanzar mucho más duro. Me gustaría tener un pitcheo de 100 millas”.

Si pudiera elegir a cualquier persona en el mundo, cenaría con Cristiano Ronaldo. Es uno de sus deportistas favoritos, lo admira por su clase y disciplina: “Todos quieren ser diferentes, en su propia forma. Siento que él sobrepasa por mucho a los demás”.

“La disciplina es algo muy grande, separa a muchos jugadores de los demás. Los pitchers de élite nunca están satisfechos, cuando no hay temporada trabajan para perfeccionar sus lanzamientos. Durante el año se ve todo lo que practican”.

El joven y ambicioso pelotero ataca a los rivales, siempre intenta empezar arriba en la cuenta. Así mismo iniciará su camino, con determinación ante cualquier oportunidad: “No quiero ser un jugador normal en las Grandes Ligas, quiero ser una figura”.

“Lo que más orgullo me da es todo el trabajo que he hecho, ver los resultados que he conseguido. Lo que más le agradezco a la vida es todo el apoyo que he recibido de mi familia: mis padres, mis abuelos y mis tíos siempre me han respaldado. Es una bendición, porque no todos lo llegan a tener”, sentenció Víctor Lizárraga.

dhfm

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