Para Ángeles Ortiz, las adversidades se enfrentan con valor. Hace 17 años, un remolino de catástrofes amenazó su vida: le diagnosticaron cáncer de mama y la irresponsabilidad de un conductor provocó un accidente que le hizo perder la pierna izquierda. Esos dos momentos pudieron hundirla, pero tomó las riendas del camino que quería transitar.
Prensada en la defensa del auto y la pared, aún consciente, ella rezaba. Era el verano de 2004 y el peor momento de su vida, que la dejó al filo de sus últimos respiros, pero no se dejaría vencer.
Aquella tarde, Ortiz llegó consciente al hospital, aunque su pierna estaba deshecha. Ángeles perdió una extremidad, pero no la vida y, sin importar las desventuras, transformó la tragedia en motivación.
“Dicen ‘cáncer’ y te sientes devastada, piensas en tu familia, en cuánto vivirás… Se me hacían tumores en distintas partes del cuerpo, pero los doctores no daban con el primario”, expresó.
Al iniciar esa nueva vida, un día, en Veracruz, vio entrenar a Estela Salas, quien en el mismo verano en que ella sufrió el accidente, ganaba oro y plata en Atenas 2004.
La medallista vio en Ángeles el potencial en las pruebas atléticas de lanzamiento, y su familia la apoyó para ingresar a la atmósfera del deporte adaptado; así, María encontró una nueva forma de escribir su historia.
Ortiz se apoyó de medicina alternativa para combatir la enfermedad y entre los continuos tumores, presentó cáncer de mama, pero en 2011 recibió una buena noticia: se encapsuló y logró librar la cirugía.
“No puedes pensar en que vas a morir en un año, como a mí me dijeron delante de mi madre; tampoco puede frenarte una pierna, debes seguir adelante porque tienes talentos que debes multiplicar trabajándolos con disciplina y con pasión”, dijo.
Gracias a su mentalidad, detonó su potencial para ser cuatro veces campeona parapanamericana y ganar oros paralímpicos en Londres y Río.
CAR