DR. ALFONSO MORALES

Así fue la vida de Alfonso Morales: La voz eterna

El narrador fallece por una enfermedad renal a los 71 años

DEPORTES

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DESTACADA CARRERA El mote de Doctor se debe a su título como médico psiquiatra por la UNAM. Fotoarte: Arturo RamírezCréditos: Fotoarte: Arturo Ramírez

En la brutal danza del box y la lucha libre en México, la voz del Dr. Alfonso Morales fue la música. Era sabedor de que en el arte de las palabras, los instantes para callar también son necesarios.

Pero al momento de describir la acción o el episodio álgido de la contienda, su agudeza le permitía exaltar al auditorio con uno o dos calificativos. Su timbre vocal, robusto y cálido, pasó por los oídos de miles de aficionados, llegando a tocar el corazón de la crónica y la narración deportiva en el país.

Su voz y vida ayer se apagaron, a la edad de 71 años, producto de una falla renal, enfermedad ante la cual dio una dura pelea. El gremio boxístico y luchístico lamentó su partida, pues matices y colores como los suyos, no son frecuentes.

A él se le atribuyen frases icónicas como “Amables amigos”, “¡Qué bárbaro!”, “¡Enooormeee!” e “¡Impresionante!”, para reseñar las acciones dentro del cuadrilátero.

Inició su carrera en la década de los 70s, trabajando para Canal 11. De manera accidental, como en alguna ocasión él lo mencionó, comenzó a narrar box a finales de esa década. Su primer acercamiento fue la pelea entre el mexicano Carlos Palomino y el puertorriqueño Wilfred Benítez, el 14 de enero de 1979.

No obstante, su popularidad como narrador llegó con la lucha libre, ya trabajando para Televisa Deportes. En esta empresa laboró al lado de destacados cronistas como Pedro El Mago Septién, Jorge El Sonny Alarcón y Antonio Andere e, incluso, formó un destacado dúo con Arturo El Rudo Rivera.

Participó en narraciones para empresas como el Consejo Mundial de Lucha Libre y la AAA, situándose como un referente del deporte de las llaves y los lances en México. A tal grado fue su vinculación en esta área, que toda su vida coexistió con el mito de que él era Tinieblas, el gladiador de 2 metros de estatura que iba acompañado del pequeño Alushe en las arenas.

Alfonso Morales siempre negó esta teoría, prefirió usar el micrófono para transmitir pasión y contar proezas. Fueron más de 40 décadas dedicadas a la crónica, en donde su característica voz aderezó grandes batallas sobre la lona.

 

Por J. Alexis Hernández