HISTORIAS DEL CINE

El Vengador del Futuro: cuando Arnold Schwarzenegger escapó del Metro Chabacano

Una de las secuencias de acción más recordadas de esta cinta, dirigida por Paul Verhoeven, se desarrolla en los andenes de la línea café

CULTURA

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El año es 2089. Douglas Quaid, un hombre común y vendedor de aspiradoras, trata de darse unas merecidas vacaciones, pero usando lo que está de moda en la época: un implante cerebral que le da la fantasía de ser un agente secreto.

Aunque la premisa del escritor Philip K. Dick que se lee en Total Recall o El Vengador del Futuro, una historia publicada en 1966 y retomada 33 años después por Paul Verhoeven es inquietante e interesante, en esta ocasión no nos centraremos en ella, sino en el lugar donde se desarrolla.

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Porque si has visto esta película, una de las mejores cintas de acción protagonizadas por Arnold Schwarzenegger, seguramente te habrás encontrado con que algunos paisajes son extrañamente familiares para quienes viven en la Ciudad de México.

Y no, no es un recuerdo implantado: el actor austriaco sí corrió por su vida en los andenes de la Línea 9, sí decapitó a un robot en la Glorieta de los Insurgentes y, en efecto, la gran y maligna corporación que echó a perder su vida usó las instalaciones del Infonavit como su sede central.

Un futuro apocalíptico

Aunque se dice que la decisión de trasladar la superproducción de El Vengador del Futuro desde Hollywood a la Ciudad de México fue puramente económica, se trató de una decisión acertada: la arquitectura de la capital y ciertas particularidades hicieron que los retoques futuristas fueran mínimos.

Como ejemplo el famoso transbordo de la estaci??n Chabacano, donde el famoso actor corre para escapar de dos pistoleros. En realidad, muy pocas cosas se cambiaron: salvo la señalética, algunos anuncios y que los vagones del Metro fueron pintados de plateado, el transbordo es prácticamente el mismo.

Los cambios en el Metro Chabacano fueron mínimos. Foto: Especial

De hecho, en una entrevista para la revista American Cinematographer, el propio Paul Verhoeven señaló que el caos habitual de la Ciudad de México hizo que se ahorrara mucho en efectos prácticos, pues solo era trasladar ciertos toques para hacer de su planteamiento futurista algo real.

Así, la ciudad fría, hiperconsumista y algo caótica que aparece descrita en el relato de Dick, quien es responsable de otras joyas de la ciencia ficción como Alien o Minority Report, aterrizó con un siglo de anticipación en la capital del país.

Más ciudad del futuro

Pero aunque la secuencia de la persecución en el Metro Chabacano es una de las más icónicas por este filme, ganador del Oscar por sus efectos visuales y que llevó a la bancarrota al productor Dino de Laurentiis, no es la única.

Como ya lo comentamos antes, la Glorieta de los Insurgentes es retomada como una especie de plaza central futurista donde el protagonista de la cinta pierde por fin a sus perseguidores.

Las instalaciones del Metro formaron parte importante de la cinta. Foto: Especial

Las oficinas centrales del Infonavit, ubicadas al sur de la capital, fueron elegidas como las oficinas de Rekall, una oscura empresa que hace dinero inyectando o alterando las memorias de personas que quieren un pequeño descanso de sus vidas anodinas.

Por último, las instalaciones del Heroico Colegio Militar fueron transformadas en el multifamiliar donde habita Schwarzenegger, quien convivió con el equipo de 500 extras mexicanos que participaron en la cinta. Impresionante, ¿cierto?