Con pintura roja y grandes letras que hacen referencia al movimiento #MeToo, el cual brinda apoyo a mujeres que fueron víctimas de violencia sexual en el medio del espectáculo, la performancera Deborah de Robertis vandalizó seis obras al interior de un importante recinto cultural francés.
Los hechos ocurrieron este 6 de mayo a las 13:30 horas, cuando un grupo de personas ingresaron a la Galería 2 del Centro Pompidou-Metz y escribieron notas relacionadas con dicho movimiento. Entre las pinturas afectadas se encuentra “El Origen del Mundo”, realizada por el pintor galo Gustave Courbet.
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La obra, prestada por el Museo de Orsay para la exposición “Lacan, cuando el arte se encontró con el psicoanálisis”, se encontraba protegida por un cristal, pero aún se están llevando a cabo estudios para saber si fue afectada por la intervención.
Obras de Rosemarie Trockel, Louise Bourgeois, Valie Export, Annette Meseguer y de la propia Deborah de Robertis también resultaron vandalizadas. Dos de las responsables fueron detenidas en el sitio.
De Robertis fue una de las principales instigadoras de esta acción, misma que fue reprobada por Chiara Parisi, directora del recinto, quien dijo no comprender el sentido de atacar con consignas de este tipo obras de autores feministas.
“Con todo el respeto que nos merecen los movimientos feministas, estamos sorprendidos de ver cómo se vandalizan obras, en especial de artistas feministas, que han estado en el corazón de esta lucha en la historia del arte”, declaró.
Una historia de escándalos
Con doble nacionalidad francesa y luxemburguesa, Deborah de Robertis ha destacado por una historia de intervenciones artísticas donde sus desnudos, a menudo realizados en sitios inesperados, tiene un peso importante.
Una de sus intervenciones más famosas ocurrió en 2014, precisamente frente al cuadro “El Origen del Mundo”, pues se hizo fotografiar en una pose sexual justo debajo de la obra de Courbet, acción que causó indignación entre ciertos sectores.
Otro performance de De Robertis fue ejecutado en la famosa Gruta de Lourdes, uno de los centros más sagrados de la religión católica, donde nuevamente posó desnuda que la llevaron a ser detenida y pagar una multa de 2 mil euros.
“Para mí, este gesto no está ni bien ni mal, ni es violento o dulce. Todo está en la manera en la que observo la escena que se presenta frente a mí, como en cualquier otra cosa. Mientras estoy en alguna de estas poses, me convierto en una espectadora más”, declaró sobre su concepto de arte al rotativo galo Le Figaro.