RECOMENDACIONES MUSICALES

“Donde hay violencia, hay música tratando de resistir”: las canciones como forma de protesta durante las dictaduras

Latinoamérica ha sido testigo de distintas dictaduras militares que dieron como resultado canciones de protesta, mismas que hoy en día siguen acompañando luchas sociales

CULTURA

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America Latina ha pasado por distintas dicaturas en los últimos tiempos.Créditos: Pinterest/Dechivilcoy.

La música, además de ser un medio por el cuál podemos nombrar y transmitir todos los sentimientos por los que atravesamos día con día, también se ha convertido en una forma de luchar contra las opresiones sistémicas y, al mismo tiempo, visibilizar las injusticias. Y si bien hoy podemos encontrar letras sumamente profundas, esto ha sido gracias a quienes decidieron hacerle frente a las dictaduras que ocuparon Latinoamérica, dejándonos miles de muertos y cientos de desaparecidos, quienes son recordados a través de las canciones de protesta.

(La música) se convirtió en una manera de compartir los sentimientos que cientos o miles de personas estaban viviendo al mismo tiempo […] y hoy todavía nos dan una emoción y nos proyectamos, aunque muchos de nosotros no vivimos directamente estas dictaduras pero si las escuchamos en alguna canción, explica el profesor Manuel Benítez.

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"Habían marchas, habían levantamientos sociales, pero también existieron manifestaciones a través del arte", explica Manuel Benítez.
Fotografía: Pinterest/Homenaje a los desaparecidos.

Las dictaduras por las que atravesó Latinoamérica

En las páginas de la historia contemporánea de América Latina, la música ha sido una herramienta poderosa que ha trascendido fronteras, dialectos y hasta regimenes políticos. Y es que podemos encontrar oscuros capítulos que tienen como protagonistas las dictaduras militares que sucedieron específicamente en Chile, Argentina y Guatemala, en donde la música emergió como un faro de resistencia y un lenguaje universal que desafiaba la opresión mientras abrazaba la esperanza.

En entrevista con El Heraldo de México, el profesor y geógrafo de la UNAM Manuel Benítez explica que las dictaduras por las que han pasado distintos países de Latinoamérica se definen como un gobierno totalitario en donde suele ser el ejército quien toma el poder por la fuerza, derrocando incluso a quienes han sido elegidos de manera democrática, siendo el mandato de Augusto Pinochet en Chile un claro ejemplo de ello.

En las dictaduras hay un Estado totalitario, existe un solo partido político que llegó al poder por medio de un golpe de estado […] no hay oposición, no hay discusión, no hay democracia, no se toma en cuenta la opinión de nadie y todo se impone a rajatabla, explica el profesor.

Si bien las dictaduras han aparecido en todo el mundo, parece ser que Latinoamérica experimentó lo que el profesor Manuel identifica como un “efecto dominó” que comenzó durante la llamada Guerra Fría, cuando los gobiernos comenzaron a ver solamente por sus intereses, dejando de lado las necesidades del pueblo y violentándolos con tal de obtener el poder absoluto. De la misma forma, cada dictadura tiene características muy particulares, pero a pesar de ello todas se encuentran marcadas por la opresión y, por supuesto, el silenciamiento de las voces que buscan levantarse.

Un ejemplo es el caso de Chile cuando Salvador Allende es elegido democráticamente […] él tenía esta preocupación por el bienestar de su población […] y un gobierno que se preocupa por su pueblo evidentemente no es conveniente para todos, sentencia el geógrafo Manuel Benítez.

Las dictaduras en América Latina nos dieron distintas formas de resistencia.
Fotografía: AP Photo.

Pero a pesar de que estas dictaduras dejaron cicatrices en muchísimos países de América Latina, la luz de rebeldía e inconformidad nunca se apagó por completo, ya que dentro de la historia que los gobiernos totalitarios quisieron enterrar, podemos encontrar a distintos héroes y heroínas quienes, a través de la música, lograron transmitir la rabia y frustración que con la que la población oprimida despertaba todos los días, llegando a oídos internacionales y formando parte de la resistencia.

Las canciones que retaron las dictaduras militares

Siempre ha habido resistencia […] la sociedad, a sus posibilidades, siempre ha encontrado la manera de no quedarse callada, de resistir […]  desafiando a un gran monstruo que en ese momento era el gobierno formado por militares, prosigue el maestro.

Gracias a estas voces que desafiaron las creencias impuestas por los gobiernos totalitarios de ese tiempo, podemos encontrar expresiones artísticas que se convirtieron en armas de lucha para afrontar las violencia y opresiones que durante muchos años (e incluso hoy en día) marcaron la forma de vida de estos países. De acuerdo con el profesor Manuel Benítez, a pesar de que todos los campos estaban controlados por el gobierno en turno, esta rebeldía se coló por diversos huecos siendo la música uno de los más reconocidos.

Y es que en medio de la tensión cotidiana, del miedo a ser desaparecida por expresar ideas de desacuerdo y la incertidumbre voraz que marcó la vida de miles de personas, la música se convirtió en un medio de desahogo por el cuál se podía trasgredir a los gobiernos y hacer eco. Es así como una pequeña resistencia comenzó a gestarse, estallando en los escenarios y haciéndole frente a la represión con letras de esperanza, enojo, tristeza y melancolía, mismas que hoy por hoy nos transportan a aquellos años y que con el paso del tiempo han sido resignificadas.

Yo creo que la música es un alivio del alma […] y durante las dictaduras se convierte en una forma de liberar sentimientos y despertar […] pero hoy todavía nos dan una emoción y nos llegan al corazón, nos duelen, expresa emocionado Manuel, quien también es un gran amante de la música.

De esta manera, decenas de voces e instrumentos se unieron para gritar lo que todos los pueblos habían estado callando, gritaron por la vida, por la libertad, por los derechos que les habían sido negados y por quienes, amordazados, sintieron una gota de esperanza al escuchar los primeros acordes de la guitarra a manos de Víctor Jara o los tamborazos de Los Prisioneros, por aquellas letras desenfadadas y rebeldes de Charly García o por la espectacular voz de Violeta Parra, quien se vio silenciada por la intolerancia del gobierno, misma que hoy continúa persiguiendo y criminalizando luchas legítimas.

Grupos como Serú Girán hicieron distintas canciones para protestar en contra de las dictaduras.
Fotografía: Pinterest.

Aunque las canciones de protesta se convirtieron en una parte esencial de cualquier revolución social, es muy fantasioso pensar que éstas penetraron en las consciencias de los líderes totalitarios, pero el hecho de que se hayan convertido en un arma para los pueblos nos demuestra que la música tiene la capacidad de unir a las y los oprimidos, compartir sentimientos y resistir a las oscuras noches de terror.

Por supuesto que la música, igual que la escritura o la pintura mueven tu corazón […] y hoy todavía seguimos viviendo injusticias, pero la música puede crear conciencia y sigue siendo un arma muy poderosa […] para que la gente se de cuenta que aún se están cometiendo injusticias […] por eso hay que seguir luchando, explica el profesor.

Igualmente, podemos encontrar que históricamente han sido las juventudes quienes, de una u otra manera, cuestionan el status quo y buscan desesperadamente encontrar condiciones justas para todas y todos, rompiendo patrones sociales y viendo directamente a los ojos a sus opresores mientras entonan alguna melodía que, seguramente, será retomada en más de una ocasión.

Víctor Jara se ha convertido en uno de los símbolos de resistencia ante las dictaduras.
Fotografía: Pinterest.

Y si bien sabemos que no se puede frenar una guerra tocando “Los dinosaurios”, ésta nos brinda un espacio seguro en donde podemos pensar libremente y experimentar la libertad que muchas veces se nos ha sido negada. Es así como el maestro Manuel Benítez afirma que las canciones de protesta pueden formar parte de cualquier movimiento, formando así una historia propia que seguirá escribiéndose con letras crudas, arriesgadas y abiertas para que cualquier persona las use como bandera de cambio.