¿MITO O REALIDAD?

Botellas de lágrimas: una tradición victoriana para honrar a los muertos durante toda la eternidad

Los "lacrimatorios" eran depositados en las tumbas de los seres queridos para así honrar su memoria por medio del dolor emocional y las lágrimas

CULTURA

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Así eran los lacrimatoriosCréditos: Especial

Desde que la humanidad cobró consciencia de sí misma, una de las preguntas más recurrentes es lo qué sucede después de la muerte y aunque esta duda aún no ha encontrado respuesta, poco a poco se han creado rituales para que la ausencia de un ser querido duela menos y, al mismo tiempo, honrar la memoria de lo que fue esa persona. Una de estas tradiciones data de la época romana y consiste en conservar tus lágrimas en un pequeño frasco de vidrio para ser enterrado junto a tu ser querido.

La práctica de conservar lágrimas en pequeños frascos, conocidos como lacrimatorios o botellas de lágrimas, ha sido una tradición envuelta en una mezcla de mitología y realidad a lo largo de los siglos. Aunque estas historias pueden rastrearse hasta las culturas antiguas, como la egipcia y la romana, la asociación más conocida con los lacrimatorios proviene del periodo victoriano del siglo XIX. 

El mito de los lacrimatorios tiene sus raíces en el hallazgo de pequeñas botellas de vidrio en tumbas romanas y griegas, por lo que las y los arqueólogos del siglo XIX, fascinados por estos artefactos, comenzaron a referirse a ellos como "lachrymatories" o botellas de lágrimas, sugiriendo que los antiguos dolientes recogían sus lágrimas en estos frascos como una señal de duelo y aunque después se comprobó que estos frascos contenían perfumes y ungüentos, usados en rituales funerarios para honrar a los muertos y prepararlos para el más allá, más que como un contenedor de las lágrimas derramadas por los vivos.

La fascinación con la muerte y el duelo, especialmente en el contexto del periodo victoriano, ha llevado a que estos frascos pequeños y delicados se asocien con rituales de luto, aunque en muchos casos no haya evidencia que respalde su uso específico para recolectar lágrimas.
Fotografía: Facebook/Agnes Waterhouse.

Botellas de lágimas, ¿mito o realidad?

A pesar de que los lacrimatorios antiguos no contenían lágrimas, la imagen romántica y simbólica del duelo perpetuó el mito, pues las culturas del antiguo Egipto y Roma, conocidas por sus elaborados rituales funerarios, fomentaron la fascinación por los objetos relacionados con la muerte. Se cuenta, por ejemplo, que en el Egipto faraónico las plañideras (mujeres contratadas para llorar en funerales) utilizaban copas para recolectar sus lágrimas, simbolizando así el dolor y la devoción hacia el difunto, por lo que era común ver a mujeres desconocidas llorando desconsoladamente en estas ceremonias de entierro.

Y es que el periodo victoriano en el siglo XIX es conocido por su profunda relación con la muerte, una obsesión que se reflejaba en diversos aspectos de la vida cotidiana. La alta mortalidad infantil, las guerras y las enfermedades como la tuberculosis, que asolaron a Europa y América del Norte, llevaron a que el duelo y los rituales funerarios adquirieran una importancia significativa en la sociedad.

Un ejemplo de ello fue la reina Victoria, quien tras la muerte de su esposo, el príncipe Alberto, se convirtió en la encarnación del duelo perpetuo al vestir de negro el resto de su vida. Es así como este periodo histórico destacó por sus elaboradas costumbres funerarias, como el uso de joyería hecha con cabello de los difuntos y la creación de fotografías post-mortem, prácticas que han sido documentadas ampliamente.

Muchas de las botellas que hoy se presentan como lacrimatorios victorianos eran, en realidad, frascos de perfumes reciclados o simplemente decorativos.
Fotografía: Facebook/Agnes Waterhouse.

Durante esta época, las llamadas "botellas de lágrimas" resurgen (aunque las pruebas concretas de su uso como tal son limitadas) y la leyenda cuenta que estas pequeñas botellas, hechas de vidrio ornamentado con peltre o plata, contenían las lágrimas de las y los dolientes, y una vez que las lágrimas se evaporaban, el periodo de duelo llegaba a su fin. Este ritual parece encajar perfectamente en el contexto de los elaborados y peculiares rituales victorianos de duelo, pero la evidencia histórica sugiere que este fenómeno es más mito que realidad

Es así como el término "lacrimatorio" comenzó a adquirir fuerza en la era moderna, donde los relatos románticos y las estrategias de marketing se entrelazaron para vender la idea de un objeto cargado de dolor y memoria. Por ello, la historia de las botellas de lágrimas ha seguido apareciendo en la cultura popular y hoy en día es posible encontrar réplicas en mercados de antigüedades, donde se venden como símbolos de amor, pérdida y devoción.

La realidad detrás del mito, ¿existieron los lacrimatorios?

Para sopresa de muchas personas, el mito de las botellas de lágrimas victorianas ha sido alimentado no solo por su atractivo simbólico, sino también por el comercio de antigüedades, ya que las y los vendedores de antigüedades han impulsado la idea de que estas botellas fueron utilizadas para medir el periodo de luto, aprovechando la fama de la era victoriana por sus extrañas costumbres en torno a la muerte.

El lacrimatorio es un símbolo poderoso que, aunque no se basa completamente en la realidad histórica, sigue teniendo un lugar destacado en la cultura popular y en la imaginación colectiva.
Fotografía: Facebook/Agnes Waterhouse.

Sin embargo, distintas expertas en arqueología han demostrado que estas botellas probablemente tenían un propósito más funcional: la contención de perfumes, un artículo común en la vida cotidiana de la clase media y alta durante el siglo XIX. Aunque el mito persiste, la mayoría de las y los historiadores coinciden en que no existe una base sólida para afirmar que los lacrimatorios victorianos se usaban realmente para recolectar lágrimas

Además, la idea de que las lágrimas se evaporaban para marcar el final del duelo no parece tener un fundamento cultural sólido dentro de las costumbres victorianas ya que las prácticas de luto en esta época eran ciertamente rigurosas y estructuradas, pero se centraban más en la vestimenta, el comportamiento social y la duración del luto, más que en el uso de artefactos específicos para medir el duelo.

Pero a pesar de que las investigaciones que han desmentido su autenticidad como recipientes de lágrimas, la imagen del lacrimatorio persiste como una metáfora conmovedora de la tristeza, la pérdida y el recuerdo, pues para muchas personas, estas pequeñas botellas siguen siendo símbolos de luto, una manera tangible de representar la emoción más íntima y personal de todas: el dolor por la pérdida de un ser querido.

La fascinación con la muerte y el duelo, especialmente en el contexto del periodo victoriano, ha llevado a que estos frascos pequeños y delicados se asocien con rituales de luto.
Fotografía: Facebook/Agnes Waterhouse.

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