José Agustín, el último escritor de una camada que influyó a toda una generación, adalid de la contracultura en México, falleció a los 79 años, tras una larga convalecencia en la ciudad de Cuautla, Morelos, donde vivió desde 1975 junto con su esposa Margarita Bermúdez.
El autor de “De perfil” (1966) se mantuvo los últimos días en cama con un “pronóstico reservado” y de acuerdo con sus deudos: “Se fue en paz, rodeado de su amorosa familia”. Junto con el pésame, la directora del INBAL, Lucina Jiménez, informó que sus familiares acordaron velarlo en Morelos y aseguró: “habremos de hacer una ceremonia de despedida y agradecimiento en el Palacio de Bellas Artes”, aunque no especificó una fecha.
La producción literaria completa de José Agustín jugó un papel más importante que cualquier programa gubernamental de formación de lectores, su prosa sin formalismos, reinventora del lenguaje, conectó con miles de personas que vieron en el autor a un cómplice. Declarado “estoneano” (los Rolling Stones fueron su gran admiración), irreverente, consumidor de sustancias, con su “concierto barroco” se convirtió en soplo del espíritu rebelde de los 60 y así permaneció hasta su vejez.
Permanecer fiel costó a José Agustín que su lectura fuera descartada y calificada “como un asunto de militancia”, tal como escribió Juan Villoro. Sin embargo, sus aportaciones están en “los ingredientes que aporta a las aguas de la contracultura” y a que supo servirse “del punto de vista y el lenguaje de los jóvenes”, a utilizar “recursos de la cultura de masas (de las acotaciones del guion cinematográfico a las onomatopeyas del cómic) y a incorporar “el rock a su literatura”, enumera el cronista.
Niño precoz, había nacido en Guadalajara el 19 de agosto de 1944, pero él mismo decidió volverse “guerrerense de corazón”. Creció en la colonia Narvarte, su casa estuvo en la calle de Palenque, y con apenas con nueve años escribió su primer cuento “Las aventuras de Zeus Pinto” y editaba un periódico estudiantil, un año después escribió la obra en un acto “El robo” y así continúo hasta completar “La tumba” en 1961, que pudo publicar gracias a Juan José Arreola.
Hasta 1969, José Agustín ya había publicado, además de “La tumba”, “De perfil” y “Abolición de la propiedad”, el libro de cuentos “Inventando que sueño” y varios textos más; ese año, Margo Glantz metió a José Agustín en el grupo de escritores “de la onda”, en el que también se identificó a Parménides García Saldaña, Gustavo Sainz, René Avilés Fabila, Juan Tovar y Gerardo de la Torre, entre otros. Agustín siempre pensó que la escritora “lo había definido mal” y siempre mostró disgusto por el mote.
DESPEDIDA
El 2024 inició con la noticia del delicado estado de salud del escritor. Su hijo Agustín compartió en redes sociales fotografías de su padre en cama e informó que había recibido la visita de un sacerdote que le otorgó la “unción de los enfermos”, a lo que él habría respondido: “Con esto ya mi trabajo aquí se va terminando”. Más tarde eliminó la publicación y dijo que su padre seguía delicado, pero con vida.
En 2019, José Agustín había sufrido un accidente que mermó su salud: tras participar en una presentación, el escritor cayó del escenario de un teatro de la ciudad de Puebla, ocasionando fracturas en el cráneo y las costillas. Tras la noticia de la muerte del escritor, la comunidad literaria externó sus condolencias y manifestó su pesar.
“Extrañaremos tu extraordinaria pluma que alimentó todo: literatura, teatro, música, cine. Todo mi cariño a Margarita, Andrés, Jesús y Agustín, gracias por la amorosa despedida al maestro”, escribió la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto en X; el mismo gesto externó la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.
LECUMBERRI Y EL CINE
Además de autor de cuentos y novelas, José Agustín también incursionó en el cine, tanto como escritor de guiones y director. Tras un intento fallido de adaptar “De perfil”, José Agustín escribió y dirigió “Ya sé quién eres (te he estado observando)”, que protagonizó Angélica María, quien había sido su novia casi dos años, y estrenó en 1971. Más tarde, la Universidad de Zacatecas produjo también su largometraje en 8mm “Luz externa”.
Tras su primera incursión en el cine, José Agustín vivió una de las facetas que determinó sus siguientes años. Tras una visita a Acapulco, en 1970, el escritor y su esposa decidieron hacer una parada en Cuernavaca para visitar a Salvador Rojo, quien se había encargado del tema de su película y vivía junto con su esposa y su hija menor. Al fondo de la casa, el músico alquilaba un cuarto a un escultor, quien encubría a un grupo de vendedores minoristas de marihuana.
Sin saber la razón, cuenta José Agustín en “El rock de la cárcel”, la policía, comandada por el mismo Arturo Durazo llegó al lugar buscando a los vendedores; en el trajín cargaron con todos y los llevaron al Ministerio Público. Sin poder probar su inocencia fueron trasladados a Lecumberri. La madre de Angélica María, Angélica Ortiz, debió mover sus influencias con Mario Moya Palencia, entonces secretario de Gobernación, para que el escritor saliera del Palacio Negro, donde había pasado siete meses detrás de sus barrotes.
MAAZ