PERFILES

El arte, una de las mejores formas de vivir: Rivelino

Comprometido con el arte público el escultor mexicano habla de su concepto del arte y la necesidad de completar la autoría de su obra con el espectador, así como su deseo por detonar diálogos con la memoria colectiva y cómo ha encontrado en el entorno urbano un territorio para intervenir imaginarios

CULTURA

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Comprometido con el arte público el escultor mexicano habla de su concepto del arteCréditos: Foto: Guillermo O'Gam

Rivelino (Jalisco, 1973) fue un niño afortunado: jamás recibió un regaño cuando pintaba las paredes de su casa. “Fui de esos niños que les ofrecieron plastilina para jugar y no un juguete que venía en una caja gigante; me daban barro, incluso, para entretenerme. Pienso que es una gran fortuna que no te nieguen el espacio de la creatividad: puede devenir en que seas un adulto creativo, y un adulto creativo y uno no creativo son muy distintos”, afirma.

Este año el artista celebra por partida doble: acaba de cumplir 50 años de vida y hace 25 montó su primera exposición en un museo. Asociado con la generación más joven de la escultura mexicana, Rivelino lo tiene claro: “Yo nací constructor mentalmente, tengo una visión tridimensional; hay gente que conozco que no tiene una visión tridimensional, se pierde, le das dos vueltas y ya no sabe para dónde ir. En mi caso se juntó esa posibilidad de construir cosas desde chiquito con la capacidad de tridimensión que tengo”, agrega en entrevista con Paulina Greenham para la sección Perfiles, de Heraldo Media Group.

También dibujante y ceramista, el creador, sin embargo, alcanzó notoriedad a partir de su trabajo monumental, concibiendo instalaciones escultóricas públicas para plazas de todo el mundo. Con facilidad para el trabajo manual y sentido de la tridimensionalidad, la fórmula estaba prácticamente lista: “El gusto por la belleza, por las cosas, el orden, por las matemáticas, todo ese paquete hizo que en vez de ser psiquiatra, que era mi primera intención, me fuera más hacia ser un artista”.

Rivelino en entrevista. Foto: Guillermo O'Gam

En el contexto museístico, Rivelino ha participado en más de 60 exposiciones colectivas y unas 35 individuales, tanto en México como en Lisboa, Madrid, Bruselas, Potsdam, Roma, Londres, Moscú y San Petersburgo, así como San Diego y San Francisco. La última parada de su trabajo concluyó hace un mes en San Luis Potosí en donde montó alrededor de 40 toneladas de obra: la pieza “Tú” en Plaza Fundadores; “La caja táctil” en Plaza de Armas; “Diálogos de Silencio” en el Jardín San Juan de Dios y “Víctimas y victimarios” en la planta baja del Museo Federico Silva.

La obra, cuenta, “tiene varias funciones: el arte se debe entender siempre como arte igual a pensamiento; los artistas lo que hacemos no es crear objetos, sino crear ideas que transmite un objeto. Utilizamos a la materia para tratar de que quien lo ve sienta, o piense, o se direccione hacia alguna idea en particular que nosotros hemos estado investigando durante mucho tiempo. Eso es lo que hace un artista: pensar y transmitirlo a través de objetos”.

Rivelino ha encaminado su trabajo a la reacción que provoca en el otro, sólo así, piensa, la obra queda completa. “En mi caso en particular sí me importa lo que le pasa al otro. Mi trabajo tiene mucho que ver con tres puntos: la obra, el artista y el espectador. A mí sí me importa el espectador y me importa también lo que nos pasa como seres humanos. Un artista que tiene, digamos, cierta visibilidad y tiene responsabilidad por ser visible, pues debe de enterarse de lo que le está rodeando, de lo que le está pasando al ser humano, de lo que le duele, de lo que le lastima, de lo que lo hace feliz”.

“Gran parte de lo que yo hago es sacar mi obra a la vía pública para contarnos un poco cómo somos; me importan mucho las cuestiones que tienen que ver con la libertad, me importa la libertad de expresión, me importa la igualdad, me importan los temas de las minorías, que en realidad cuando sumas las minorías son la mayoría. Hay una parte de mi trabajo que va a la vía pública que se le encarga como tarea hablar de lo que nos está pasando como sociedad”, afirma.

“Nuestros silencios” fue su primera gran instalación escultórica monumental, conformada por diez piezas antropomorfas de gran formato (miden 3.50 x 2.20 x 1.10 metros y pesan alrededor de una tonelada cada una), fueron elaboradas en bronce a la cera perdida y estuvieran expuestas, descolocando a los transeúntes, en al menos ocho plazas públicas de Europa y en el Zócalo de la ciudad de México. El principal objetivo fue abordar la autocensura individual y uno de los derechos humanos fundamentales: la libertad de expresión.

Muestra de su trabajo. Foto: Guillermo O'Gam

Después siguió “Raíces”, una polémica intervención monumental que conectó edificios, plazas, museos, una zona arqueológica y monumentos de la Ciudad de México, por medio de una raíz artificial de mil 200 metros de largo y 1.5 metros de diámetro. Pero quizás uno de sus proyectos más exitosos sea “Tú”, una instalación escultórica que se estrenó en 2015, en Trafalgar Square, Reino Unido, concebida para cuestionar el concepto de igualdad.

La pieza monumental en bronce consiste en dos enormes dedos señalandose mutuamente, el espacio entre ellos sirve para que el espectador se ubique y reflexione sobre el significado de señalar al otro, de ser igual y al mismo tiempo ser diferente.

“La han visto más de 6, 7 millones de personas y a “Nuestro silencios” más de 10 millones a lo largo de muchos años; yo creo que son las esculturas más vistas, hechas por un mexicano en la época contemporánea, en contacto con el público”.

La escultura, agrega Rivelino, “es una de las disciplinas más complicadas en sí misma por el volumen, por el peso, hacerla es complicado, cuidarla es complicado, trasladarla es complicado, exhibirla, embalarla, todo implica una logística, implementar una logística, pero México es un país de escultura: desde que no éramos México, desde que había culturas indígenas, había piedras talladas gigantes, ahí tenemos el Calendario azteca y, además, México es un país de escultura monumental”.

“Siempre hemos tenido piezas gigantescas rodeándonos de una o de otra forma, pero estamos en un periodo, en el contemporáneo, en el que se ve poca escultura en la vida pública y también poca escultura como intervención del espacio público. Una cosa es la escultura que habita un museo, que habita una casa, que habita una galería y otra cosa es preparar una escultura de gran formato, que su naturaleza sea estar en la calle. Es diferente”, abunda.

En el contexto público, la obra para el artista debe mover algo en el espectador. “Hay artistas en todas partes del mundo que hacen artivismo, con “r”, eso es un poco lo que yo hago, saco a la calle dos dedos que se señalan uno al otro, gigantescos, para saber qué se siente ser el señalado y qué se siente señalar; la gente interactúa en medio de esos dos dedos, en todos los idiomas, en todas las clases sociales, con todos los niveles de conocimiento académico y no se sabe qué están señalando muy bien, pero el que interactúa sí sabe qué se señala, qué es el señalado”.

Ahí es donde se cumple la función del arte para Rivelino. “De repente salgo a la calle y me siento a ver qué nos pasa, o leo los diarios, o veo las noticias y eso me lleva a salir a la calle otra vez y a ver a la gente. Regreso, investigo y concluyo una obra; luego sale la obra y después de unos años la pongo en la vía pública y tengo la fortuna de pararme al lado de ella y que la mayoría no sepa que yo la hice: entonces los escucho, veo cómo reaccionan, si hay esta retroalimentación o no, es como una coautoría: yo coloco la obra como autor, pero luego empieza la otra parte de la coautoría que es ver quién la vive y quién la experimenta”.

También en esa experiencia está la fe del artista y su idea de lo que le gustaría que la gente piense de él: “Me gustaría que pensaran que nunca dejé de creer en el arte, que nunca dejé de creer en lo valioso que es el ser humano, que nunca dejé de creer que una de las mejores formas de vivir en este planeta es haciendo arte y que una de las mejores formas de vivir en este planeta es sabiendo que tienes a otro ser humano al lado tuyo”. 

 

HA DICHO

"Yo pienso que el 100 por ciento del éxito del trabajo de un artista está en que la obra comunique con el espectador, que la obra no necesite al artista". - Rivelino 

A DETALLE

  • José Rivelino Moreno Valle, Rivelino, nació en San José de Gracia, Jalisco, en 1973.
  • Se formó en diferentes talleres trabajando el barro, la madera, el papel, el algodón, el mármol, el bronce y el acero.
  • Ha participado en más de 60 muestras colectivas y 35 individuales en México y el extranjero.
  • “Nuestros silencios” se presentó de 2009 a 2015 en Lisboa, Bruselas, Madrid y Potsdam.
  • También en Roma, Londres, Moscú, San Petersburgo y en el Zócalo de la Ciudad de México.
  • En 2012 presentó “Raíces”, instalación que conectó monumentos y plazas históricas de la Ciudad de México.
  • En 2015 en el marco del año dual México-Reino Unido inauguró su obra monumental Tú en la plaza pública Trafalgar Square.
  • Rivelino elegiría a Pablo Picasso, Miguel de Cervantes y Juan Rulfo para tomarse un café

 

MAAZ