CÚPULA

Las partituras del Oscar 2023, una revisión

La diversidad de la música nominada a lo mejor del cine es, de algún modo, un crisol de la composición contemporánea

CULTURA

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Volker Bertelmann ganó por All quiet on the Western Front. Créditos: Especial

Este domingo se llevó a cabo la entrega 95 de los premios Oscar. La categoría de mejor música suele tener particularidades: una sorpresa, una polémica, una lista de películas pequeñas, o la diversidad en estilos, estéticas y/o formas de abordar el acompañamiento que hacen, sin embargo, este año no hubo. Aun con las diferencias autorales tan claras y singulares, fue el más parejo. Me hubiera gustado conocer títulos que no estuvieran en todas las categorías y así mapear nuevos autores, pero las cinco compartían a grandes rasgos su sentido diegético.

Los nominados fueron Justin Hurwitz (Babylon), Carter Burwell (The Banshees of Inisherin), Son Lux (Everything everywhere all at once), John Williams (The Fabelmans) y Volker Bertelmann (All quiet on the Western Front).

Hurwitz no es un primerizo. Su trabajo lo ha realizado principalmente como colaborador de Damiene Chazelle y con él ganó ya dos Oscar: los de mejor música y mejor canción por La la land. Por Babylon estuvo nominado al BAFTA y ganó el Golden Globe. Su partitura es una sobrecarga emocional. Es épica como todo en ella. Agresiva y deliberadamente desquiciada, pero cimentada obstinadamente en la tradición. Y, como en otros trabajos, tiene un rol omnipresente, revelador, de protagonista más. Probablemente la más comprometida.

Burwell es otro compositor experimentado y ésta es su tercera nominación, la segunda por un filme de MacDonagh. De las cinco es la más sutil y sofisticada en el sentido tan purista, casi teatral, de delinear personajes y atmósferas utilizando de manera magistral sus pocos recursos tímbricos y armónicos.

Damien Chazelle, un gran interesado en la música dirige Babylon.(Crédito: Especial)

Una película poco común como Everything everywhere all at once, la ganadora de la noche necesitaba música poco común, escrita por músicos de oído poco común. Son lux es la banda experimental de post rock liderada por Ryan Lott que acudió con osadía a musicalizar esta fantasía. El resultado es audaz, pero quizá demasiado para esta categoría.

El veterano fue Williams. 90 años: 52 nominaciones, 50 años de colaborar con Spielberg, cinco Oscar (el último, de 1994 por otra cinta personal del cineasta: La lista de Schindler). Ha recibido el último año una serie de homenajes de todos los ámbitos de los todos los ecosistemas musicales y apuntaba que como efeméride lo ganaría. También desde el punto de vista artístico: es una de sus partituras de mayor encanto y calidez, alejado de parafernalias de las que podríamos estar cansados. Y es una de las más personales: una sonrisa, un gesto de amor, a su propia vida. La más honesta de todas… y probablemente de las más de ciento y tantas que ha firmado.

El premio fue para Bertelmann, un compositor conocido por su música para piano preparado y ya había estado nominado en 2016 por Lion. Esta partitura es la que generó más opiniones divididas en la temporada: a primer oído, parece la más caótica; si se le pone atención, es la mejor escrita dramáticamente. Esto le hizo ganar el BAFTA y, contra varias apuestas, también el Oscar.

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