RIESGO Y OBSESIÓN

"No quiero que mi carrera carezca de riesgo": Guillermo Arriaga

El escritor mexicano presenta Extrañas, su novela en la que cuenta una historia sobre la diferencia y hace una exhaustiva revisión del lenguaje

CULTURA

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Ha publicado las novelas Escuadrón Guillotina (1991), Un dulce olor a muerte (1994), El búfalo de la noche (1999) y El Salvaje (2016), Premio Mazatlán de Literatura 2017 Créditos: Cortesía Universidad de Guadalajara

La última novela de Guillermo Arriaga llegó como un flechazo, en pleno viaje por carretera. De la nada, el escritor le anunció a su amigo, el también escritor Sergio Avilés: “Quiero hablar de las extrañas, más que de la ciencia, quiero que sea sobre ellas en distintas épocas porque es un fenómeno muy extraño, muy raro que pasa cada 200, 300 años, no a menudo aparecen personas como las extrañas. Quiero ubicarlas en Mongolia para que tenga que ver con guerras o en Noruega, o en México para hablar de la situación contemporánea”.

Su amigo sólo tuvo un comentario: “Estás loco”. Y así, en un viaje de locura, riesgo y obsesión nació Extrañas (Alfaguara, 2023), ubicada en Inglaterra, en 1781, protagonizada por William Burton, un joven noble conoce a los genios de la época, médicos, biólogos y científicos de quienes absorbe conocimientos y experiencias con el objetivo de ser médico y tratar, por ejemplo, a personas con condiciones físicas que, entonces, se consideraban anómalas e incluso monstruosas.

“No sabía que iba a hablar de ciencia, no sabía que iba a confrontar a las extrañas (personas con características físicas muy particulares), para llegar a ellas pensé en un personaje que quiere ser médico y que llega a enfrentar el más grande de los misterios que son las extrañas”, dice en entrevista.

A lo largo de la novela que recorre el despegue de la ciencia en el siglo XVIII y su pugna con posturas religiosas y aristocráticas, Arriaga habla sobre la diferencia. “Te sientes cuestionado ante lo diferente, te hace sentir que no te puedes comunicar. El clasismo y el racismo implican problemas de comunicación, pero cuando hay alguien que es radicalmente distinto a ti o no se expresa como tú te expresas, causa resquemor, miedo, causa, duda. Entonces la diferencia te confronta. La diferencia te hace sentir que no hay vínculo con eso que estás viendo y es muy triste porque condenas a esta gente a un rechazo, a una especie de cárcel invisible”, cuenta.

Hoy, el mundo es otro, o, al menos, está intentando ser otro, pues se reconocen diferencias y se empiezan a aceptar inclusiones, pero, asegura Arriaga, aún falta incluir en la discusión a las personas con discapacidad. “Hay un discurso feminista que ha hecho que se repiense la forma en que nos vinculamos como sociedad con lo femenino, pero también con lo trans, con lo gay, con la raza, con la clase. Pero no ha habido un discurso todavía serio sobre la diferencia, estas diferencias. Además, las herramientas del ser humano de conocimiento son limitadas. Cuántas dolencias tiene el cuerpo humano, por ejemplo, el cáncer, ya sabemos que es y cómo actúa, pero no podemos dominarlo. Y aunque hay grandes avances, seguimos sin terminar de conocer lo que sucede entre nosotros, como fisiología. El cuerpo es un misterio para el ser humano, es tan insondable como el universo, es un cosmos lleno de galaxias todavía no entendibles”

Sobre la construcción de la historia, en términos lingüísticos, pues usa, por ejemplo, sólo palabras que existían en esa época, advierte: “Toda mi escritura es obsesiva, toda. Y cuando yo escribí Salvar el Fuego, pues inventé palabras y le metí slang, slang norteño, slang chilango y todo. Y fui obsesivo en ese sentido, pero aquí fui obsesivo con tratar de que tú sintieras que es una atmósfera del siglo XVIII, que realmente te sientas leyendo una obra del siglo XVIII”.

Y añade: “Mi trabajo es comprometerme con la historia y arriesgar. Yo no quiero que mi carrera carezca de riesgo. ¿Qué falta de propósito habría en mi carrera si no apostara yo, si no arriesgara yo? No es que yo les diga, a los lectores, jódanse, al contrario, estoy diciendo, estoy describiendo una historia con las herramientas que la historia me está pidiendo y te confronto con tus propias, incluso diría, limitaciones de tu propio lenguaje, de tus propias herramientas. Soy una persona que es un escritor que siempre piensa en el lenguaje. Pienso en el lenguaje, duermo con el lenguaje, me la paso viendo de etimologías por todos lados”.

 

LSN

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