CÚPULA

Clyo Mendoza: contra el status quo narrativo

La escritora oaxaqueña cuenta la historia de un viaje por el desierto que acaba revelando a sus personajes

CULTURA

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La autora obtuvo el Premio Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz por su libro Silencio, en 2018.Créditos: Facebook

Las huellas de bota permanecen tatuadas en el arenoso espacio de meditación intermitente, los sobresaltos de huida se entrelazan con el ritmo cardíaco de dos desertores desesperados. El frenesí inquieto de estos dos soldados los hace continuar su camino por el terreno desértico siendo ambos, compañeros de su propia desdicha. 

Lázaro es el nombre de uno de estos hombres que, para romper el silencio incómodo, y fijar un lazo de confianza con el otro sujeto le cuenta su infancia como un cúmulo de recuerdos retorcidos y memorias olvidadas en las que resalta una madre quejosa y una figura paterna ausente. 

Para Clyo Mendoza el desierto simula el paso de la guerra, una tormenta polvorienta que convierte un paisaje en nada, la somete al pesar de las armas, trastoca su cielo y tras kilómetros de desquicio, procede a la ira y el mutismo. 

Su primera novela se titula Furia y es la mezcla perfecta entre una fatídica sacudida de emociones y el erotismo al borde del colapso. 

Con brevedad de oraciones Lázaro se presenta, expone ante el otro desconocido una existencia distante de cualquier otra. Juan, sin poder soltar ni un solo dato de su paradero ni sus planes, acompaña a su compañero con silencio, aportando así una palmada de apoyo sigiloso. 

Continúan su camino entre la duna hasta que cada tramo comienza a pesarles, la escasez de alimento, la lengua con sensación pedrosa por la nula salivación y los pies con llagas desgastan a Lázaro y lo llevan a despedirse con retazos que simulan un rompecabezas sin resolver, sobre el paradero de aquel hombre que dejó a su suerte a su madre y a él, un tal Vicente Barrera. 

Yace en el suelo el cuerpo sin vida de Lázaro y la promesa de Juan de encontrarse con el hombre que, según fotografías y cartas viejas, podría ser también su padre. Juan emprende el viaje al lugar indicado en una de las cartas, Boca de Perro, donde convierte la expedición de venganza en un voraz reconocimiento de su identidad y la del hijo de aquella mujer que desposó a su padre tras abandonar al pequeño Lázaro. 

Furia es una novela que encara al estilo lineal y cronológico, reta lo tradicional y condiciona el status quo narrativo. La tensión crece conforme Juan va desenredando las telarañas de un pasado que no sólo le pertenece a él y a su destino, sino que desenmascara el terrenoso origen de personajes ultrajados por un hombre con arranques de perro. 

La escritora de origen oaxaqueño presenta el imaginario del olvido, el infierno a unos cuantos pasos de distancia de lo que el ente realmente piensa. Construye al ser humano como un alma que sobrepasa su propia extensión física, lo corporal, lo que se toca, lo que se mira.

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