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El decenio 2022-2032 como una oportunidad impostergable para el reflorecimiento de las lenguas indígenas de México

La siguiente década es una oportunidad impostergable para el reflorecimiento de las lenguas indígenas

CULTURA

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El Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas (DILI) 2022-2032, fue proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas.Créditos: Cortesía

En el mundo existen aproximadamente 7 mil lenguas con historias, filosofías y literaturas propias y fidedignas. México es uno de los 10 países con mayor diversidad lingüística, no sólo en el orbe sino también en el contexto americano: después de Brasil y Colombia, nuestro país se posiciona en tercer lugar con sus 68 lenguas indígenas nacionales y 364 variantes lingüísticas. Dicha diversidad mexicana se oficializa a través del Catálogo de las Lenguas Indígenas Nacionales: Variantes Lingüísticas de México con sus autodenominaciones y referencias geoestadísticas (INALI 2008), documento rector de carácter institucional y académico que se suma a los esfuerzos de política pública para que la población indígena tenga acceso y ejerza sus derechos lingüísticos que le reconoce el Estado.

Si bien es motivo de orgullo que nuestro país se ostente como potencia mundial en materia de diversidad cultural y lingüística, es insoslayable anunciar que su diversidad de idiomas indígenas está en serio peligro debido a que las infancias y juventudes indígenas gradualmente están dejando de soñar, reír y cantar en lenguas originarias. En general, el repertorio lingüístico de México pende de un hilo: 31 lenguas indígenas se encuentran en riesgo y 37 en condición de amenaza.  

La pérdida de una lengua implica la pérdida de un sistema de comunicación y pensamiento poderoso, porque el lenguaje que se difumina deja de atravesar todos los fenómenos sociales, culturales y comunitarios de los pueblos, ya que el sentido de vivir, ser, estar, pensar, sentir y hacer se instituye por antonomasia con el lenguaje.

De acuerdo al INEGI (2020), se estima que en México hay 7,364,645 de tres años y más que habla algún idioma originario, lo que equivale el 6.1% de la población total de habitantes mexicanos. El desconocimiento y el poco valor que se les ha otorgado a las lenguas indígenas ha detonado alrededor de éstas un conjunto de ideas falsas y erróneas, como el hecho de que se reducen a ser meros dialectos y que carecen de gramática. No obstante, desde el punto de vista científico son lenguas, y, además, jurídicamente hablando, son idiomas nacionales al igual que el español.

En nuestro territorio mexicano, aquí y acullá, tanto en contextos urbanos como rurales, se ha enraizado la diversidad lingüística de nuestro país, por eso México es cosmopolita y cuenta con ciudades multilingües emblemáticas donde hablantes de lenguas indígenas se han erigido y se reconstruyen, como en la Ciudad de México donde se hablan por lo menos 55 idiomas indígenas de los 68 existentes, teniendo mayor presencia el Nawatlahtolli (náhuatl), Tu'un Savi (mixteco), Hñähñu (otomí), Énná (mazateco), zapoteco y Jñartjo (mazahua).

En las próximas cinco décadas del presente siglo será decisivo y crucial, más que nunca, que los pueblos indígenas asumamos el compromiso de adoptar medidas y acciones de base comunitaria, en coordinación con el apoyo y acompañamiento de las instituciones del Estado Mexicano, para transmitir a las generaciones jóvenes las lenguas ancestrales. Mantener vivo el fulgor de la diversidad lingüística de nuestro país está sobre todo y ante todo en las manos y corazones de las comunidades indígenas.

Hoy más que nunca es impostergable implementar acciones de planificación lingüística comunitaria e institucionales; poner en la agenda pública el tema de las lenguas indígenas, en todos los niveles de gobierno y en los tres poderes de la unión. El Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas (DILI) 2022-2032, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, es una oportunidad para que como país atesoremos las lenguas originarias con la participación activa de los pueblos indígenas en todos los asuntos que atañen a sus expresiones lingüísticas para incorporarlas en las diferentes estrategias y marcos de desarrollo y sostenibilidad. Para ello, es fundamental una financiación estable por parte del Gobierno de México para garantizar el ejercicio de los derechos lingüísticos de los hablantes mediante el apoyo sólido y el fortalecimiento de estructuras institucionales adecuadas que fomenten las capacidades humanas y promuevan la disposición de servicios públicos en sus lenguas. El DILI es una oportunidad impostergable para continuar, a lo largo y ancho de nuestro país, con la creación y fortalecimiento de la infraestructura multilingüe que decante (a mediano y largo plazo) en el reflorecimiento de las lenguas originarias que es patrimonio de todas y todos. ¿Lo lograremos?

PAL