AÑO NUEVO 2024

¿Por qué comemos uvas en Año Nuevo? Así nació la tradición

Junto a destapar una botella de vino espumoso, comer uvas la última noche del año es toda una tradición que comenzó así

CULTURA

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La tradición de comer uvas nació en Madrid durante el siglo 19.Créditos: Pexels

Casi tan importante como brindar y tan popular como usar ropa interior de color según lo que se desea, comer las 12 uvas durante los primeros segundos del año nuevo es toda una tradición.

Emparejar el consumo de las uvas con las campanadas es todo un reto y siempre motivo de algunas sonrisas y su significado es conocido por todo el mundo: cada uva representa un mes y los deseos de que en ellos nos vaya bien.

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Aunque así lo parezca, comer las uvas junto a las campanadas no es una tradición muy antigua. De hecho, data apenas de finales del siglo 19 y, aunque es muy popular en la mayoría de los países de América Latina, tuvo sus orígenes en Europa.

¿Dónde nació la tradición de comer uvas?

Una mezcla de la legendaria picaresca española y una costumbre originaria de Francia se combinó para dar inicio a esta sabrosa tradición de año nuevo.

Durante el siglo 19, los altos círculos sociales franceses solían brindar con champagne en cenas muy exclusivas, algo que fue replicado con algo de sorna por las clases más populares de España.

No importa en realidad el color de las uvas para realizar este ritual. Foto: Pexels

En 1892, un grupo de madrileños dio un paso más allá y se reunió en la icónica Puerta del Sol para consumir sus uvas al ritmo de las campanadas. La tradición se consolidó rápidamente, y para 1903 ya se realizaba en otras ciudades de España.

El salto definitivo se dio en 1907, cuando un excedente en la producción de uvas en Valencia hizo que durante esas fechas fuera el fruto más accesible, lo que ayudó a cimentar la tradición que disfrutamos ahora.

El consumo de uvas de mesa se eleva durante el fin de año. Foto: Pexels

La influencia de la gran colonia española en América Latina hizo que pronto esta costumbre se extendiera por todo el continente, incluyendo México, donde la producción de uvas ayudó también a consolidarla.

El dato curioso es que, durante las primeras décadas de esta tradición, no se producían suficientes uvas de mesa, por lo que en algunas casas lo que se consumía eran pasitas, mucho más económicas.