Una muela de mamut, la expresión de un grupo de poesía urbana o los pregones; aunque no lo parezca, todas estas cosas tienen algo en común: son las expresiones propias de tres distintos barrios de la Ciudad de México, algo muy cercano a lo que sería su alma.
Esta es parte de la obra del Colectivo Nerivela, activo durante 13 años, la cual buscó mapear de forma sensible los rincones más representativos de la ciudad para responder algunas preguntas sobre el arte, lo estético y la forma de habitar el espacio.
“Es una cuestión de cómo se generan las interacciones humanas, las formas del diálogo, es uno de los ejes. La interacción entre el cuerpo y la ciudad a través de un dispositivo que se llama derivas; la generación de conocimiento en sí, de cómo surgen conceptos, nociones y percepciones a través de de estas interacciones y a través de ellas reconocer patrones”, señala el artista visual Javier Toscano.
Aunque no se trata precisamente de una retrospectiva, sino de una probadita de las investigaciones estéticas y la producción de ítems hecha por el colectivo, la exposición Pliegues y prácticas relacionales. Gramatologías de la urbe habla sobre la ciudad y el individuo en sí mismo.
Situar al sujeto dentro de su entorno
Una de las tesis que retomó el Colectivo Nerivela, formado por escritores, críticos de arte y artistas multidisciplinarios, fue la del situacionismo, corriente artística que se practicó con avidez en Europa entre 1952 y 1975.
“El primer tema fue esta idea del papel del artista en la escritura, en la traducción, y eso nos llevó a preguntarnos en otro tipo de prácticas contemporáneas. Entonces vino la idea del situacionismo y toda esta cuestión psicogeográfica que tiene que ver con habitar el espacio desde otro lugar, generar situaciones de reconocimiento de la misma colectividad dentro del espacio que habita.
“Luego viene un número sobre la entrevista como un dispositivo de creación y entonces cómo puedes establecer un diálogo con el otro que, de hecho, ya era un proceso que llevábamos hacia dentro de los procesos de diálogo que establecimos entre nosotros”, explica el artista visual Eusebio Bañuelos.
Al aterrizar estas preguntas en la realidad, surge la necesidad de buscar espacios icónicos para encontrar este conocimiento estético que, sin saberlo y de forma casi intuitiva, la gente que habita las colonias y los barrios guarda con celo.
“Esa idea de la entrevista nos fue llevando a entender que entonces había una posibilidad de diálogo con el mismo espacio, vino un proyecto sobre video ensayos, que se conjuntó con un ejercicio en El Chopo para establecer un diálogo en la periferia del Chopo, a través de las comunidades.
“Ahí empezó a solidificarse esta idea de trabajar de manera directa con el espacio urbano y con las comunidades. Como la Santa María la Ribera está llena de comunidades o espacios que son muy complejos, entonces en el momento en el que entramos fue un ejercicio de utilizar esta idea de la psicogeografía para recorrer el barrio”, añade Bañuelos.
Una colección de afectos
Uno de los resultados más importantes de esta indagatoria artística y social en las comunidades fue el “Muestrario de afectos”, una serie de ítems o elementos que, por el cariño que le guarda la comunidad, trasciende su propio sentido.
“Por ejemplo, en la Santa María decidimos hacer una cosa en comunidad, un ‘Muestrario de afectos’, y en ese muestrario venía una cuestión donde la comunidad estaba participando, se abrió una convocatoria para recibir ciertos tipos de objetos que fueran simbólicos, importantes, en torno a esos espacios.
“En ese muestrario participó gente que no únicamente estaba vinculada en el mundo del arte, si no de verdad por muchos vecinos. Fue muy curioso porque llegaron desde el objeto sacro, que aparecía como un objeto muy importante, pasado de generación en generación, hasta de repente nos llevaron una muela de mamut, que fue como algo muy representativo porque era como wow esto de dónde salió”, afirma la artista María José Ramírez.
La exposición Pliegues y prácticas relacionales. Gramatologías de la urbe, está disponible en el Centro Cultural de España en México, Guatemala 18, Centro Histórico, hasta el 17 de febrero, de martes a sábado de 11:00 a 21:00 horas, y el domingo de 10:00 a 16:00 horas. La entrada es libre.
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