HISTORIAS DE LA CDMX

Bar La Ópera: Pancho Villa estuvo aquí

Aunque nació algunas cuadras más al sur con respecto a su ubicación actual, este bar ha sido testigo del paso de la historia

CULTURA

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El bar La Ópera es uno de los más antiguos de la capital.Créditos: Instagram / Bar La Ópera

Uno de los pasatiempos favoritos de los capitalinos en el Centro Histórico es recordar lo que se cuenta del paso de Pancho Villa por la capital del país. Que si entraba a caballo a todas partes, que si lo paraban para pedirle justicia o si era muy hosco con los mayores, pero amable con los niños.

Ubicado en la esquina de 5 de mayo y Filomeno Mata, el bar La Ópera puede presumir que tiene un recuerdo físico del paso del Centauro del Norte por el sitio, pero va más allá: en sus casi 150 años de existencia, por este espacio han pasado lo mismo presidentes que escritores o pintores, lo que hace casi infinito su acervo de historias.

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Té y bizcochos franceses

La historia de la popular cantina y bar nace con el deseo de dos hermanas francesas, apellidadas Boulangeot, de traer algunos de los sabores más memorables de su tierra a la capital del país.

El negocio que se convirtió en La Ópera nació en donde actualmente está la Torre Latinoamericana. Foto: Instagram / Bar La Ópera

Lo logran en su local, inicialmente ubicado en el predio que años después alojará a la Torre Latinoamericana, en la entonces esquina de San Juan de Letrán y Plateros, donde abren su primera pastelería en 1876.

Aunque no se saben muy bien las razones que las llevaron a mudar su exitoso negocio, el bar La Ópera abrió sus puertas en 1855 a unas cuantas cuadras del Teatro Nacional, ubicado en Donceles, donde actualmente se alza la Asamblea de Representantes.

El estilo francés del sitio le ganó mucha popularidad. Foto: Instagram / Bar La Ópera

En su nuevo hogar ya no hay pasteles, sino tragos. La lujosa decoración estilo art nouveau se complementa con una barra importada de Nueva Orleans y la que complementa el ambiente afrancesado, muy popular en la época.

Una clientela ilustre

Debido a su privilegiada locación y su lujosa decoración, pronto La Ópera se convirtió en el lugar favorito tanto de los amantes del bel canto que paseaban por la zona, como de políticos que viajaban por distintas razones a Palacio Nacional.

La histórica barra del local fue importada de Nueva Orleans. Foto: Instagram / Bar La Ópera

De hecho su inquilino, Porfirio Díaz, fue uno de sus clientes asiduos. Para que su esposa, Carmelita Romero Rubio, pudiera estar en el sitio sin habladurías de la gente, se creó un departamento de mujeres, toda una novedad a finales del siglo 20.

Tras la pausa por la Revolución, la ilustre clientela de políticos y gente de la alta sociedad, regresó al local. Presidentes como Emilio Portes Gil, Miguel Alemán o Adolfo López Mateos se cuentan entre sus parroquianos habituales.

Fue uno de los primeros bares que contaba con un área para mujeres. Foto: Instagram / Bar La Ópera

Pero no solo ellos han disfrutado del local. Algunas personas importantes del arte nacional e internacional, como Octavio Paz y Carlos Fuentes, o los colombianos Gabriel García Márquez o Francisco Botero, quien celebró su cumpleaños 80 en el local, han dejado su impronta en el bar capitalino.

El ‘affaire’ de Pancho Villa

Y a todo esto, ¿cuál fue el famoso incidente protagonizado por Francisco Villa en este sitio? Como en muchos sucesos que tienen un poco de historia y un mucho de leyenda, es algo relativamente simple.

De acuerdo con la versión más difundida, Villa y su División del Norte se encontraban en la Ciudad de México convocados por las fuerzas de la Convención, por lo que algunos de ellos decidieron entrar a la famosa cantina.

Las fuerzas de Villa y Zapata también visitaron el local. Foto: Instagram / Bar La Ópera

Era tal la algarabía que traía la soldadesca, que los meseros no podían escuchar las órdenes del Centauro del Norte. Desesperado, el militar duranguense desenfundó su pistola y lanzó un tiro al aire, quedando su proyectil incrustado en el techo.

Del incidente han existido numerosas versiones a lo largo del tiempo: hay quien dijo que Villa entró con todo y caballo, y no faltó quien dijera que fue en medio de una borrachera, pero no existen registros históricos de ello, además de que se sabe que el militar era abstemio. Más allá de ello, estas estampas aderezan el ambiente de un lugar que, con solo cruzar su umbral, te transporta en el tiempo.