HISTORIAS DE LA CDMX

Leyendas, homenajes y devoción: así es la iglesia de San Hipólito

Aunque es más conocida por los fieles de San Judas Tadeo que se congregan mes a mes, la iglesia de San Hipólito marca uno de los episodios más importantes en la historia del país

CULTURA

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La antigua ermita de San Hipólito fue creada como homenaje a las personas que murieron en las batallas contra los mexicas.Créditos: Cuartoscuro

El 28 de octubre es un día grande para un sitio específico que se encuentra en los límites de la colonia Guerrero, casi al centro de la Ciudad de México, donde miles de fieles se concentran para rendir tributo al llamado “Santo de las Causas Imposibles”, San Judas Tadeo.

Cada mes, miles de personas acuden a la iglesia de San Hipólito por la devoción a San Judas Tadeo. Foto: Cuartoscuro

Vestidos con los colores verde y blanco del santo, cargando imágenes de bulto casi tan grandes como ellos mismos y tratando de abrirse paso hasta la iglesia, estos fieles retoman un culto no muy antiguo, que se celebra en un recinto que está lleno de historia.

Porque siglos antes de ser el punto neurálgico de la devoción a San Judas, este fue el escenario de una de las batallas más crueles entre castellanos y mexicas, además de hospital, albergue, escuela para sordos y cuartel militar.

La devoción a San Judas Tadeo tiene apenas unas décadas. Foto: Cuartoscuro

De hecho, aunque la advocación más adorada en el sitio es la de San Judas Tadeo, primo de Cristo, no está dedicada a ella, sino a los santos Casiano e Hipólito, este último santo patrono de la Ciudad de México. Esta es su historia.

En honor de los mártires

Se dice que cuando los mexicas descubrieron que Hernán Cortés y sus milicias no eran dioses, sino solo soldados sedientos de riquezas, fueron perseguidos hasta las afueras de Tenochtitlan en 1520. El punto en el que se ejecutó la última batalla perdida por el ejército mestizo de europeos e indígenas se ejecutó precisamente donde se levanta la iglesia de San Hipólito.

Luego de tomar la capital del imperio mexica, Hernán Cortés ordenó la construcción de una ermita para recordar a los soldados ibéricos caídos en la batalla, la cual se ordenó el 13 de agosto de 1521, día en el que se celebra a San Hipólito.

La primera ermita de San Hipólito se edificó en 1521. Foto: Cuartoscuro

Uno de los monumentos interesantes que posee esta iglesia, hecha con piedra volcánica, cantera y tezontle, es la imagen del indio y el águila que, según la leyenda, advirtió sobre la soberbia de Moctezuma y cómo la conquista perpetrada por los europeos era un castigo para él y su descendencia.

En esta leyenda, el águila le entrega un tizón a un labrador para que queme al emperador, quien debido a su soberbia no sentiría el dolor. Así lo hizo el campesino y también se concretó la sentencia del ave con la caída del imperio.

La iglesia de San Hipólito es una de las más concurridas desde hace siglos. Foto: Cuartoscuro

Durante toda la Colonia se celebraban procesiones que iban del Palacio Nacional hasta San Hipólito en la denominada “Marcha del pendón”, en la que se juraba fidelidad a la corona castellana.

Con el tiempo, la ermita fue tomando relevancia y para 1599 se comenzó la construcción formal de la iglesia, cuya construcción concluyó alrededor de 1740, con imágenes parecidas a las que tiene en la actualidad.

De hospital para enfermos mentales a cuartel

Decía Lucas Alamán que la Ciudad de México era única en su tipo, pues comenzaba y terminaba, según se viera, con hospitales para enfermos mentales. Y no le faltaba razón, puesto que el Hospital para enfermas mentales de Regina Coeli cerraba la ciudad por el sur, mientras que al norte se erigía el Hospital masculino para enfermos mentales de San Hipólito.

Lo cierto es que en este sitio, fundado como hospital en 1563 por fray Bernardino Álvarez, no solo recibía enfermos mentales. En sus crujías también había sacerdotes retirados y personas de escasos recursos que no tenían dónde dormir.

El hospital fundado junto a la iglesia fue empleado también como cuartel militar. Foto: Cuartoscuro

Sus instalaciones albergaron el primer Hospital Municipal de la Ciudad de México, en el que se atendía a gran parte de la población que no tenía recursos para pagar a un médico particular. Sobrevivía de las limosnas que eran administradas por los Hermanos de la Caridad.

Sin embargo, durante la época de la invasión norteamericana, Antonio López de Santa Anna empleó el edificio como cuartel militar. Años más tarde, con la desamortización de los bienes de la iglesia, pasó al dominio público.

Y, al final, San Judas Tadeo

A principios del siglo 20, en 1921, el templo de San Hipólito y San Casiano fue nombrado Monumento histórico de la Ciudad de México, y las labores de reconstrucción se intensificaron tanto en su fachada como en el atrio.

Unos viejos salones a espaldas del templo alojaron, desde 1955, una escuela para niños sordomudos, única en su tipo y donde los pequeños obtenían educación especial gratuita, en una labor que no tuvo igual durante varias décadas. 

Los grandes santos "de bulto" suelen aparecer en esta celebración. Foto: Cuartoscuro

Aunque no se sabe bien a bien cuándo comenzó el culto a San Judas Tadeo en el sitio, se sabe que esta devoción cobró fuerza durante la década de los 50, en buena medida gracias a los migrantes que volvían de Estados Unidos por el fin del “Programa Bracero” con el que reactivaron el campo después de la Segunda Guerra Mundial.

La devoción a San Judas Tadeo está relacionada con los "braceros". Foto: Cuartoscuro

En 1982, e impulsado por la fuerza de la devoción popular, San Judas Tadeo asciende al altar principal de la iglesia, justo entre sus moradores originales, San Hipólito y San Casiano.

Desde entonces, cada 28 de octubre se celebra la fiesta grande de San Judas Tadeo, que reúne a miles de fieles con sus coloridos atuendos, sus imágenes y sus peticiones, algunas de ellas complicadas, pero que son llevadas con fe ante el abogado de las causas difíciles.