Cada ciudad tiene espacios icónicos, donde la historia y sus protagonistas, ya sean artistas, políticos o personajes notables por otras razones, se pueden sentar alrededor de una copa o una taza de café.
Si en París está Les Deux Magots, donde Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre pasaban horas disertando, y en Buenos Aires el Café Tortoni fue el favorito de Jorge Luis Borges o Federico García Lorca, en la Ciudad de México se puede señalar el Café La Habana.
La conexión cubana
Inaugurado en 1952 por un inmigrante español, el Café La Habana ha sido durante décadas uno de los sitios favoritos de intelectuales y políticos para intercambiar puntos de vista y realizar planes.
Uno de sus parroquianos más conocidos fue, sin duda, Fidel Castro, quien se sentó en sus mesas junto a Ernesto “Che” Guevara y algunos de sus primeros seguidores, a planear el asalto al Cuartel Moncada, con el que se daría inicio a la Revolución Cubana.
Corría el año de 1955. Castro y Guevara ya se habían conocido días antes en casa de María Antonieta González, en la cercana calle de José de Emparán, cerca del Monumento a la Revolución, y habían coincidido en la necesidad de una incursión armada en la isla.
Así, entre las travesías de los organizadores de la novel revuelta cubana en la armería del “Cuate” Del Conde, en Revillagigedo, o la imprenta de “Kit” Villegas, ubicada en Penitenciaría, los rebeldes se reunían en las mesas de este establecimiento.
Entre libros y filosofía
Sin embargo, los políticos cubanos no han sido los únicos clientes ilustres de este espacio, que ha cambiado de administración en varias ocasiones a lo largo de los más de 70 años que ha estado abierto.
En sus mesas se sentó el premio Nobel de Literatura Octavio Paz, y se sabe que un grupo de literatos liderado por el escritor chileno Roberto Bolaño fundó el movimiento conocido como infrarrealismo.
También pasó la pintora británica Leonora Carrington y su esposo, el escritor Renato Leduc, y se sabe que Gabriel García Marquez terminó algunas de las páginas de su brillante novela “Cien años de soledad”.
El local, ubicado en la esquina de Morelos y Bucareli, abre de lunes a sábado de 7:00 a 23:00 horas, mientras que el domingo se encuentra disponible desde las 8:00 de la mañana.