EN NUEVO LIBRO

Michel Jean cuenta la historia ignorada de los indígenas canadienses

El escritor quebequense rescata la historia de su pasado indígena innu en la novela Kukum

CULTURA

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El escritor intentó en vano conocer más de su pasadoCréditos: Especial

En materia indígena, afirma Michel Jean (Alma, Canada, 1960), “queda todo por hacer. Hay que proteger las lenguas indígenas, hay que erradicar la pobreza en las comunidades, hay que eliminar el racismo, y falta que los gobiernos reconozcan a los pueblos indígenas y les den la posibilidad de decidir sobre sus propios territorios”.

Michel Jean es un afamado presentador de televisión en Quebec, en 2008 comenzó a publicar novelas, pero durante años debió hacer como su madre y su abuela: no mencionar sus orígenes indígenas innu. “Por muchos años crecí en una sociedad donde la cultura indígena era menospreciada por la cultura blanca francófona. La realidad es que yo también hice lo mismo que mi madre, que mi abuela: por muchos años no dije nada, no hablé de mis raíces indígenas”, cuenta.

El escritor intentó en vano conocer más de su pasado: “Yo me acercaba mucho a mi kukum, es decir a mi abuela, le preguntaba sobre la lengua, las tradiciones, sobre la cultura, pero ella no me respondía mucho, no me daba detalles realmente; yo le preguntaba y ella me decía que no lo hacía porque no quería que yo viviera lo mismo que ella vivió”.

Así, “Kukum” (Tiempo de papel, 2019), Michel Jean tituló su novela más afamada: hasta ahora lleva vendidas más de 175 mil copias. Con ella llegó, en diciembre pasado, por primera vez a México, para presentarla en la FIL Guadalajara. El libro, explica, “no es sobre mi familia, sino sobre la sectarización forzada de los indígenas: en Quebec, y en Canadá, todavía las personas están muy poco al tanto de la realidad de los indígenas, mucha gente piensa que viven en reservas porque perdieron la guerra y eso es lo que les queda”.

Hasta ahora lleva vendidas más de 175 mil copias Foto: Especial 

En “Kukum”, el autor cuenta la historia de su bisabuela Almanda, quien se enamora de un joven innu de Quebec y adopta su forma de vida nómada, libre, entre la naturaleza. Las cosas, sin embargo, cambian en su madurez y debe enfrentar la pérdida de sus tierras, el encierro en las reservas y la violencia de los internados, todo ello en nombre del progreso. Una realidad que comparten los 15 mil innu que sobreviven y los más de 300 mil indígenas, que, de acuerdo con los censos, existen en Canadá.

“Realmente al escribir esta novela lo que quería contar es cuál es el impacto que ha tenido hasta la fecha la relación con estas comunidades indígenas; un día tuve la idea de abordar la historia que yo quería escribir pasando por la historia de mi familia, quienes así lo vivieron; pero en mi percepción, contar la historia de mi familia es contar la historia de todos los indígenas”, afirma.

Lejos de los orígenes 

La propia historia de Michel Jean parecía eludir sus orígenes. “Yo estuve alejado de mi cultura por muchos años y crecí en un ambiente blanco; eso pasó porque cuando mi abuela se casó con mi abuelo, quien tenía un estatus de blanco, aunque en realidad era mitad indígena, las leyes de ese momento forzaron la expulsión de mi abuela de la reserva, el objetivo de esto era asimilar la mayor parte posible de indígenas”.

“Al final de cuentas intenté acercarme a esos orígenes, a esas raíces que yo tenía; sin embargo, fue muy complicado acercarme a mi abuela, a mi madre, para que me contaran, porque ellas a su vez habían sido víctimas de racismo. La manera de defenderse de mi familia fue intentar dejar de hablar de los orígenes indígenas para mezclarse lo mejor posible con la sociedad de los blancos y evitar este racismo”, explica el escritor.

Michel Jean se acercó a su pasado hasta que su abuela murió. Una prima de ella, Janet, quien sólo lo conocía a través de la televisión, lo buscó y le dijo que reconocía en él características indígenas: ‘Veo que tienes un trabajo muy estresante, has cubierto guerras, manifestaciones, toda la gente a tu alrededor te estresa y tú siempre te mantienes tranquilo, eso es indígena. Eres un poco como una piedra, cuando uno lanza una piedra a un río desaparece y si uno lo ve de lejos, ve como la piedra cae lentamente hasta que cae al fondo’.  

“Y como entonces, al parecer tengo mucha agua, tomó mucho tiempo para que la idea llegara al fondo de mi alma. Ya que lo asimilé me dije: ‘es verdad, pero pensaba que era parte de mi carácter’; ella me dijo que no, que era una característica cultural, y entonces me pregunté qué parte indígena sobrevivió en mí al estar en un medio que no tiene nada que ver con lo indígena. Gracias a este encuentro estoy más cerca de ellos, visito las reservas, y a partir de entonces escribo más de ellos porque creo que si no somos nosotros quienes escribimos nuestras historias ¿quién lo va hacer?”, cuenta.

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dhfm