CÚPULA

Amador Montes: ser siempre otro artista

En su obra, el creador enfatiza más la emoción que lo racional; además, goza de la experimentación, se nutre de los viajes y de la exploración

CULTURA

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El pintor y escultor oaxaqueño en su espacio creativo.Créditos: Cortesía

El universo creativo de Amador Montes (Oaxaca, 1975) ha invadido la Galería Abierta Acuario de las Rejas de Chapultepec. Desde el 10 de enero, un total de 86 imágenes, en gran formato, integran Animalística, exhibición que inaugura además las celebraciones del primer centenario del Zoológico de Chapultepec.

A propósito de la exposición, el artista habla de los motivos de su obra, de las razones a la hora de pintar, de la etapa post pandemia que ha llenado su paleta de colores brillantes, así como de sus incursiones en la escultura y su interés en la experimentación, el azar y la necesidad de siempre divertirse a la hora de crear.

-¿En qué momento sentiste que el arte te llamaba?

Fue una decisión que tomé desde chico. Tenía la inquietud de dibujar y de transformar mis sentimientos en dibujos, era un pretexto muy lindo: vivir en un mundo de color, de formas. Es un ejercicio que me ayuda a vivir, a estar mucho mejor y lo he hecho desde chico, desde que tengo 4 o 5 años, nunca lo he dejado, siempre fue mi momento más pleno.

Para ti (50x70 cm. Mixta, sobre tela. 2023). Foto: cortesía.

-Estudiaste diseño gráfico, ¿cómo pasaste a la pintura?

Cuando estudiaba diseño observaba el trabajo de otros artistas contemporáneos de ese entonces, veía que se empezaban a transformar hacia el diseño ocupando tipografías, una paleta muy diferente a la de un artista, a la de un pintor y empezaron a salir algunos dibujos que me interesaban más como diseño gráfico que como pintura. Es una relación que me llegó muy fácil, cuando me di cuenta ya estaba pintando con óleo  —lo había hecho desde que tenía 10 años, en la Casa de Cultura de Oaxaca— y ya después con algunos parámetros del diseño como la tipografía, la cromática, las formas. Siempre he sido un amante del cartel, de las tipografías, siempre me ha gustado y me sirve muchísimo. Hoy, no sé si soy un pintor como tal o soy más bien un diseñador que hace cosas para comunicar sentimientos muy propios en un óleo, en una tela, no sé bien mi definición, pero podría ser eso.

-¿Qué influencia tiene Oaxaca en tu universo creativo?

Oaxaca es todo, en realidad. Vivo en Oaxaca, lo respiro, para mí es la ciudad más cultural de México, tenemos muchísimas raíces bien lindas en cuanto a pintores, músicos, escritores, poetas. Me veo siempre cerca de Oaxaca y siempre pintándolo; al final, siempre acaba uno por pintar Oaxaca.

-¿Cómo influyeron en tu obra los viajes por el mundo?

Eso es muy importante, la oportunidad de salir a Asia, a Europa, de estar en diferentes países. Siempre regreso de un viaje lleno de historias que contar, de gente que conocí, de culturas, de música, de pintura, de libros, de comida. Creo que un artista que viaja es un artista que puede interpretar y reinterpretar el mundo.  

-¿Quién es Carmen, esa presencia constante de tu obra?

No es una presencia como tal, era mi madre y siempre la interpreto de esa forma. Pintar es un pretexto, muy espiritual, para poder estar con ella, para estar en silencio, en un goce personal, como cuando un escritor está con una taza de café escribiendo o un diseñador creando en su computadora, en silencio, con música, en una especie de espiritualidad, él y sus herramientas. Es lo mismo: yo y mi pintura… se pasan las horas y estoy platicando con Carmen y acordándome de sus olores y de su cocina. Es una ausencia que la pintura me ha llevado a suplir o a transformarla de alguna u otra forma.

-¿De dónde proviene Animalística?

A veces creo que sólo son gestos de un dibujo, nunca quiero hacer una interpretación exacta de un avestruz, de una garza, de un conejo, de una gallina o de un pato, solamente son como pretextos, líneas que hacen que parezca eso. Para mí son más bien gestos, que un trabajo específico de lo que puede ser un avestruz, por ejemplo. Es una diversión total el hecho de que una línea parezca un ave, por ejemplo.

-¿Qué significa para ti exponer en las Rejas de Chapultepec?

Es importantísimo para mi trabajo y para mí porque es una forma de democratizar el arte, de que el arte llegue a todas las personas. Es un logro muy importante en mi carrera: he llegado a estar en diferentes lugares y ahora estoy en una ciudad llena de arte, inteligente, culta, que respira arte para todo el que vive aquí o el que está de visita.

-Ahora tu obra tiene colores más intensos, ¿a qué se debe?

A partir del COVID me di a la tarea de cambiar mi paleta o asumirla con colores más neón, más fuertes: el color, de alguna forma, siempre se traduce a la alegría, a la melancolía, a la tristeza; entonces quise representar el estar vivos, estar sanos, haber pasado una pandemia y, al final, los que podemos, afortunadamente, estar aquí, entendemos que la alegría por vivir debe ser todos los días. En mi trabajo lo traduzco a partir del color, quiero entenderme como un artista antes y después de la pandemia, no quisiera que mi obra siguiera igual porque entonces no tendría sentido el registro de eso.

-¿Hacia dónde se dirige tu búsqueda creativa?

Es una pregunta que nunca me hago, tampoco soy tan racional para eso. La verdad es que disfruto mucho pintar todos los días y, a partir de lo que me vaya pasando diario y de los años encima, uno se va volviendo un artista diferente; ya no soy el mismo que cuando tenía 20, 30, 40, ya voy casi a los 50 y, la verdad, no quiero ser el mismo artista, quiero ser otro: un artista ya casi con 50 años, con toda esa carga emocional y de trabajo, eso es lo que me hace ser lo que soy, no persigo nada. Todos los días trato de estar en el taller y disfrutar al máximo.

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