CÚPULA

Invitación al cosmos de Alexander Von Humboldt

El humanista decidió dedicar los últimos años de su vida a escribir la obra que consideró la más ambiciosa

CULTURA

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En sus propias palabras, Humboldt intentó plasmar todo el universo material.Créditos: Cortesía Siglo XXI Editores

No resulta fácil, desde la perspectiva de 2023, imaginar en qué momento de su desarrollo se encontraba la humanidad en el siglo XIX. Mientras hoy damos por hecho grandes avances, la ciencia y la tecnología vivieron en ese siglo un boom impresionante, alentado en parte por la industrialización, en parte también por el avance del capitalismo y la expansión imperial de las entonces potencias europeas, así como el ascenso de los Estados Unidos. Las personas que vivieron en aquella época contemplaron, en unas cuantas décadas, una transformación radical del paisaje: los bosques cedían a las tierras cultivables, las máquinas de ferrocarriles y el pulso de las fábricas marcaba el ritmo de los días, y la ciencia despojaba a mitos y supersticiones de cualquier legitimidad. Durante la Ilustración, pensadores de diversas partes de nuestro hemisferio, incluyendo México, deseaban que la razón “iluminara” todo aquello que no entendíamos. Esto, sin embargo, no sucedía sin una resistencia a olvidar el sentimiento que mitos y leyendas le daban a nuestro entendimiento del mundo. De esa tensión es que surge lo que hoy conocemos como romanticismo, un movimiento que se aferraba a una penumbra fantasiosa y fascinante como forma de resistir al pensamiento ilustrado. En ese contexto es en el que Alexander von Humboldt (Berlín, 1769) se forma intelectualmente. 

Dibujo de Imágenes de las edades del mundo, Francisco de Holanda, 1545. (Créditos: cortesía Siglo XXI Editores)

Humboldt tuvo una formación multidisciplinaria. Sus intereses fueron tanto científicos como humanísticos. Su pasión y método preferido para estudiar el mundo fue el viaje: pasó cinco años de su vida recorriendo partes de lo que hoy conocemos como América Latina. Ser un viajero y al mismo tiempo un científico era ciertamente una moda en Europa en los siglos XVIII y XIX. Sin embargo, nuestro Alexander era diferente a la mayoría: no sólo era un intelectual, sino un humanista para quien el mundo natural no debía ser visto como si estuviese despojado de las personas que lo habitan con el fin de desplazarlos y explotarlos, algo que hizo y legitimó el colonialismo. 

Una idea central acompañó a Humboldt durante toda su vida: todo estaba interrelacionado entre sí. El cosmos se regía por una delicada cadena de interacciones que hacía posible la existencia de vida, la conformación de los continentes, de cadenas montañosas y volcánicas, que regía el clima y la distribución de las plantas, y al mismo tiempo, que permitió el desarrollo de las civilizaciones humanas y su expansión. Obsesionado con esta idea, Humboldt decide escribir lo que titula como Cosmos. Ensayo de una descripción del mundo físico, cuyo primer tomo vio la luz en 1845, escrito originalmente en alemán. En un principio se basó en una serie de conferencias dictadas en la década de 1820 en Berlín, pero aquellas ideas se convirtieron en cinco tomos que se publican a lo largo de 17 años hasta 1862.  El primero y el segundo de ellos fueron un éxito editorial rotundo, al grado que se hicieron muchas ediciones piratas, y fueron traducidos a gran velocidad a otros idiomas. Humboldt era muy popular más allá de los círculos de especialistas. Poseía carisma, además de un don de la lengua único que le permitía explicar sus ideas de una manera sencilla y bella. Al leer el Cosmos, nos damos cuenta de su gran capacidad de crear imágenes y metáforas que vuelven fascinante lo que, en principio, parece dura materia. La popularidad del Cosmos respondía a la fama de su autor, pero también fue un síntoma de la nostalgia experimentada por aquellos hombres y mujeres que vivían en un mundo que avanzaba a un ritmo difícil de asimilar: el carácter poético del Cosmos nos muestra que la naturaleza es fascinante más allá de números y fórmulas. Es hermosa y su disfrute aumenta conforme la entendemos mejor y aprendemos a apreciarla. 

Gran cometa de 1577, visto en Praga el 12 de noviembre, Jiri Daschitzky, grabado. (Créditos: cortesía Siglo XXI Editores)

Humboldt era consciente de la complejidad de la tarea que se había propuesto con el Cosmos. En el prólogo, sabemos que estaba divido entre el deseo de crear un texto lo más completo y amplio posible, y el temor a caer en la brevedad y superficialidad enciclopédica. Fue publicado por entregas a lo largo de 17 años de arduo trabajo de lectura, escritura e investigación hasta completar cinco tomos, el último, por cierto, póstumo. En este proceso estuvieron involucrados diversos agentes que le proporcionaban información fresca o le ayudaban en el proceso de organización de los datos, la redacción y cuidado del texto. El resultado de esos 17 años de trabajo es una obra con distintos rostros: es un retrato detallado del mundo orgánico e inorgánico, terrestre y sideral; una historia de la literatura y las artes como instrumentos para despertar el amor por la naturaleza y la curiosidad por esta; una historia de la expansión y el contacto entre civilizaciones como motor para el avance de la ciencia; un ensayo sobre los aportes árabes, chinos e indios a la historia de las ciencias; un tratado sobre epistemología; un estado de la cuestión de los avances en astronomía y geología; una colección de datos curiosos y aspectos sorprendentes de la historia natural del mundo, así como de fenómenos naturales raros e inexplicables (por ejemplo, los oscurecimientos del Sol causados por manchas solares, la existencia de volcanes de agua, las auroras boreales). Ciertamente, Humboldt hubiera podido explicar de alguna forma uno de los misterios más peculiares de nuestra geografía mexicana: el hecho de que suele ser el mes de septiembre donde suceden los temblores de tierra más fuertes. 

Cosmos. Ensayo de una descripción del mundo físico aparece por primera vez en una traducción completa, directa del alemán, en nuestra lengua. Siglo XXI Editores entrega al público mexicano un primer volumen con los primeros dos tomos originales, al que seguirán dos volúmenes adicionales con el resto de la obra, a publicarse en 2023.

Adrián Herrera Fuentes. (Créditos: cortesía Siglo XXI Editores/ Antonio Díaz Sandoval)

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