YS: ¿Cómo surgió la idea de hacer un bestiario?
EG: Como todo lo importante en la vida, la idea surgió del azar. El primer artista invitado fue Filogonio. Surgió a partir de su amistad con Horacio Sierra, de mi amistad con Demián Flores, quien sumó a Diego Rodarte, y así se armó el equipo de colaboradores de este bestiario. Activamos este nuevo estudio, que es el Taller de Monotipo y Experimentación Gráfica.
YS: ¿Cómo desarrollaste las piezas que presentas aquí, partiendo de los objetos encontrados hacia la creación de esculturas y grabados?
EG: Fue un proceso que tiene que ver con el azar en estos momentos de pandemia. Yo creo que el bestiario también es un acercamiento a la naturaleza. Durante la pandemia estuve haciendo una serie con maderas y un porcentaje alto de éstas semejaba a animales. Construí con mi madre una casa estudio frente al Pacífico, y ahí lo primero que hice fue recoger toda la basura que hubiese enfrente de la playa. Empecé con piedras y troncos, después les encontré formas orgánicas, algunas son animales: una paloma, un toro, un burro, una cigüeña. A manera de pepenador, fui recogiendo estos troncos con diferentes formas que después pulí, así hice estas bestias. La casa-estudio se llama La Querencia, un término taurino relacionado con las bestias.
La idea del grabado o monotipo surgió como una segunda etapa; tomé las esculturas, hice esténcil y estas locuras.
YS: Tu herencia familiar evidentemente tiene que ver con la práctica de “pepenar” o encontrar objetos.
EG: La herencia de buscar objetos podría empezar con mi abuelo, el arquitecto que hizo San Ángel, parte de Coyoacán y El Pedregal, con materiales de demolición. Después mi padre también utilizó el ready-made, el objeto hallado. Esta fue la primera vez que yo me dediqué a recolectar cosas, y creo que la pandemia nos hace reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza. Pero el azar debe de jugar una parte importantísima.
YS: ¿Me podrías hablar sobre la importancia del toro en tu vida y como símbolo relevante para tu obra?
EG: La tauromaquia y el mundo taurino son parte de mi vida. Mi padrino de bautizo fue el torero Manolo Martínez. También fue testigo de bodas de mi papá y mi mamá. Después hice los carteles de los 50 años de la Plaza de Toros México, durante 16 años corrí los toros en los Sanfermines y creé la primera asociación taurina de México. El toro siempre ha sido una constante en mi trabajo, en el de mi mamá también, y obviamente en el de mi padre.