La superposición de diferentes culturas está presente, en mayor o menor medida, en casi todas las civilizaciones y lugares de la Tierra. Los dos sitios de donde soy, Ciudad de México y Roma, donde se estrenará esta pieza, Estambul, personifican este fenómeno cultural. BLAST tiene como objetivo representar esta fusión y diálogo en una obra musical. La mayor parte de mis composiciones tienen la inspiración de tradiciones pasadas. En este trabajo, borro activamente la música de J.S. Bach para dar cabida a mi propia inspiración. Esto no significa, en absoluto, una profanación o falta de respeto al más grande compositor de todos los tiempos; más bien, es una manera de mostrar la forma en que la cultura moderna se ha apoderado —casi por la fuerza, sin pedir permiso—. Esta acumulación incesante de riqueza y deseo de más, de todo, nos ha obligado a dejar de lado lo viejo y, simplemente, superponer lo nuevo sin una adaptación gradual. En el texto de Ezra Pound sobre el movimiento “vorticista”, en el arte se prefieren las líneas duras y los gestos enérgicos a los suaves y melódicos. Este marcado contraste entre los dos idiomas pretende representar la superposición cultural que nosotros, como humanos, hemos creado.
Esta pieza surge a raíz de varias conversaciones con el artista Pablo Dávila con quien he colaborado en anteriores proyectos. A él le interesa mucho el aspecto filosófico de la música y la creación del arte sonoro. A partir de nuestros diálogos surgió el tema de los palimpsestos musicales y del movimiento llamado “vorticismo”, de principios del siglo XX.
El término fue obra del ensayista, músico y crítico Ezra Pound, quien describió así a este tipo de arte, dado que el vórtice o remolino es el lugar del que parten todas las emociones.
A partir de estos parámetros, empecé a idear BLAST. Para el título, la referencia fue una revista británica dedicada a los ideales del vorticismo. En conversaciones con Dávila, me compartió varias obras de Pound y las utilicé como texto de la obra musical. Este fue el proceso que dio a luz a mi pieza, un palimpsesto musical basado en el aria de J.S. Bach; obra que funge como homenaje a Estambul.
Estaba convencido y fascinado por los vasos comunicantes entre música y artes visuales, y de las posibilidades de este encuentro creativo. De niño imaginaba la música a través de visiones, y mis composiciones, muchas veces, son una representación de un concepto o inspiración visual. Mis “Miniaturas” para guitarra y ensamble, por ejemplo, están basadas en la obra del pintor simbolista Odilón Redon y mi suite “Chiaroscuro” para guitarra, es una representación visual de la ilusión óptica del mismo nombre.
PAL